El movimiento Adolescencia libre de móviles empieza este miércoles una campaña de concienciación a las familias coincidiendo con las jornadas de puertas abiertas en escuelas e institutos de cara a la preinscripción para el curso 24-25. La primera acción será esta tarde a las puertas del instituto Maria Espinalt, en el barrio del Poblenou de Barcelona, en el que prendió la chispa que rápidamente se extendió no solo por la ciudad, sino por todo el Estado. Se trata de una acción sencilla, la entrega de folletos informativos, en los que las familias impulsoras de la iniciativa piden a sus vecinos -madres y padres de críos que el próximo septiembre darán el salto a la ESO, edad en que todavía está normalizada la entrega del primer móvil inteligente– que se sumen a la resistencia y que retrasen la entrega del ‘smartphone’.
El movimiento Adolescencia libre de móviles aprovecha las jornadas de puertas abiertas para entregar folletos a las familias cuyos hijos empiezan la ESO el curso próximo
[–>
Una acción breve, 15 minutos antes de la entrada de las familias al centro, pero muy bien enfocada, ya que se centra exactamente las familias a las que dirigen su mensaje; las que tienen la llave para el cambio que anhelan y por el que pelean. Un mensaje que es claro: dejemos de normalizar que los niños de primero de ESO, es decir, de 12 años, tengan un teléfono inteligente en la mano.
“Somos familias preocupadas por la salud mental de nuestros hijos que nos hemos unido para proponer un pacto social entre nosotras. No queremos que se dé por hecha la entrega de un ‘smartphone’ en el paso de primaria a secundaria, sino que queremos retrasarlo hasta los 16 años o más“, se presentan en el folleto que han preparado para las puertas abiertas, en el que explican también cómo afectan los móviles a la salud mental.
Depresión y suicidios
[–>
“El acceso a las redes sociales de niños y adolescentes incrementa el riesgo de trastornos del sueño y la alimentación, depresión, intentos de suicidio y la posibilidad de la conexión a páginas de pornografía y apuestas en línea“, recuerdan en el folleto dedicado a las familias con hijos a punto de entrar al instituto.
Proponen, también, alternativas, compartiendo el plan que ya tienen trazado y que pasa por “empoderarse como familias a no comprar el teléfono a sus hijos y -paso importante- a animar a familias cercanas a hacer lo mismo; y a buscar alternativas por si necesitan seguridad para que sus hijos vayan y vuelvan solos al instituto, comprándoles relojes que permitan localizarles y llamar o teléfonos sin conexión a internet.
En sus pocos meses de vida, el movimiento ya ha logrado una victoria importante: el cambio de criterio del Departament d’Educació, que, después de meses insistiendo en que regularían, no prohibirían, el pasado 30 de enero publicó el nuevo marco regulador en el que se prohíbe el uso del móvil en clase. Hacerlo estará “totalmente prohibido” excepto para actividades educativas muy concretas y previamente justificadas, un veto que se extenderá al patio, el comedor, las salidas y las actividades extraescolares que se imparten en el centro.