The emergency for drought It has come to stay in Catalonia and, as is usual in global phenomena, how it ends up taking shape in the local realities of the cities is also decisive. Barcelona, without going any further, already announced on Thursday that it would limit irrigation to “survival” and with non-potable water. It is not the only one, along the same lines as the Catalan capital, the majority of municipalities in the metropolitan area already They have announced limitations and new measures to help deal with the drought situation.
Esto según los últimos datos de la Agència Catalana del Aigua (ACA) de diciembre, aunque desde el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), administración que coordina el servicio del agua en la zona, aseguran que los datos que se tendrán en cuenta serán los que computen a partir del día de la entrada en la fase de emergencia, esto es el pasado viernes 2 de febrero.
Las cinco citadas ciudades metropolitanas son: Cervelló, La Palma de Cervelló, Begues, Corbera de Llobregat y Sant Vicenç dels Horts. Consultadas por EL PERIÓDICO sobre el potencial escenario de verse obligadas a ‘intervenir’ su servicio del agua, algunas de ellas expresan cierto desconcierto y otras tres explicitan un denominador común: “Sobrepasamos el consumo porque sufrimos muchas fugas de agua en el municipio”, apuntan desde los ayuntamientos de Corbera, Sant Vicenç y La Palma.
Con todo, desde el AMB remarcan que estas potenciales restricciones no serán automáticas ni inmediatas, sino que se estudiarán conjuntamente con los ayuntamientos las zonas donde se pueden aplicar reducciones de presiones y se realizará de forma coordinada con ellos y con las compañías distribuidoras de agua. Además, inciden que estas reducciones de presión “no deben coincidir necesariamente con todo el municipio”, aunque depende de los condicionantes técnicos de cada caso.
Reparar las fugas
[–>
Pese al revuelo y preocupación que estos anuncios pueden haber causado en parte de la población, los consistorios consultados, en general valoran positivamente la posible bajada de presión porque “puede ayudar a reducir la pérdida” y, a priori, “no debería tener un impacto significativo” en la población. “Si la reducción se hace de forma controlada, sea por franjas horarias o por zonas, puede ayudar a reducir el consumo de agua consumida en el municipio que, al final, es el objetivo que perseguimos todos y todas”, dice en declaraciones a este diario la alcaldesa de Begues, Mercè Esteve (Junts).
Por su parte, el consistorio de Sant Vicenç dels Horts, aunque ve la medida con buenos ojos, matiza que, debido a la división urbana de sus reguladores de presión y su funcionamiento, “bajar la presión manualmente supone el riesgo de sin agua a los puntos más elevados y alejados de la red”. Así, señala que llevan con la presión reducida desde antes de verano, pero que para poder rebajar la fuerza “de forma precisa” necesitan reguladoras automáticas, una idea con la que, dicen, ya trabajan, pero que “necesitamos que el Govern de la Generalitat nos ayude a financiarlo”.
Por ahora, los ayuntamientos metropolitanos dicen desconocer en qué partes de sus respectivos municipios y cuándo se prevé aplicar la bajada de presión del agua. Estas son algunas de las cuestiones que todavía deben perfilar con el AMB y las distribuidoras. Con todo, desde Corbera, Sant Vicenç y la Palma insisten en que en sus municipios el consumo de agua de la población es muy inferior a esos 200 litros de agua por persona y día e insisten en que para bajar los datos medios es necesario reparar las fugas.
“El ránking no es real. De los 278 litros que suministra Aigües Ter-Llobregat a La Palma de Cervelló, el 50% se pierde por escapes, ya que la red municipal es muy deficitaria, se encuentra en mal estado y no se han hecho inversiones”, defiende el Ayuntamiento de La Palma, el cual también dice que en el último trimestre han detectado más de 40 fugas y que el consumo ciudadano es de unos 135 litros por persona y día. En la misma línea se pronuncia Sant Vicenç, municipio que sostiene que el consumo de las familias de la urbe ronda los 130 litros y que también atribuye el gasto a una red con un rendimiento “bajo” y comenta que buena parte del agua que les llega se pierde por las fugas “y la gran dificultad que tenemos a la hora de detectarlas y repararlas“, en gran parte, a causa de una buena parte de la población distribuida en urbanizaciones, lo que se traduce en “muchos metros de cañerías”.
Las tres urbes sostienen que para reparar los escapes dependen del apoyo supramunicipal y que han solicitado subvenciones a la ACA para poder llevar a cabo los arreglos, pero que todavía se encuentran a la espera de la resolución. Por su parte, la alcaldesa de Corbera, Rosa Boladeras (PSC), afirma que desde el Ayuntamiento están “realizando ya obras de renovación de cañerías para eliminar averías” y que, este 2023, tienen previsto “continuar con las inversiones en la red de agua por valor de un millón de euros”.
Jardines y piscinas
[–>
A diferencia de sus vecinas del Baix Llobregat, la alcaldesa de Begues dice que en su caso no asocian el consumo elevado de agua a fugas o grandes pérdidas porque “el pueblo dispone de una buena red de distribución, gracias a los planes de inversión ejecutados por la compañía de agua y el Ayuntamiento”. De este modo, Mercè Esteve indica que, salvo algunos consumos concretos que empiezan a tener localizados, buena parte del gasto proviene del consumo general.
Así, Esteve habla de motivos diversos, como que cerca del 70% de viviendas de Begues son “casas familiares o plurifamiliares con jardín -y, una parte, con piscina-“, características similares a las de ciudades como Sant Cugat o Tiana, que aunque en diciembre no pasaban de los 200 litros por habitante y día, los rozaban (197). Con todo, defiende que en el último año el gasto de agua en la urbe ha caído tanto en el consumo público como privado, aunque reconoce que aún no es suficiente y pide un “esfuerzo colectivo” para bajar el gasto.