We have given a magic wand to twelve businesswomen and this is the world they have created

Trabajan en sectores aparentemente muy alejados entre sí. Una lidera una empresa de cosmética, otra hace documentales y una tercera, cuarta y quinta se mueven en el terreno de la consultoría, del vino o los viajes. Lo que tienen en común es su vocación emprendedora, sus ganas de romper techos (de cemento, cristal y lo que haga falta) y, en un sentido más pragmático, que todas forman parte de un modo u otro de Juno House, un club que solo acepta socias mujeres y que está especialmente pensado para ser “un trampolín para el talento femenino” y un “refugio urbano” al que acudir cada día para rodearse de “compañeras y amigas que inspiren”.

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