Three American soldiers were killed on Sunday, February 28, near the border with Jordan in a drone bombing that was claimed by pro-Iran militias in Iraq, in the first fatal attack against US troops since the October outbreak of the war between Israel and Hamas. These are the keys to the attack.
In a statement, the president of the United States, Joe Biden, attributed the attack to Iranian-backed militias operating in Syria and Iraq, although it stopped short of precisely identifying the group responsible. Although Washington has not yet identified the perpetrators, the pro-Iran militia group Islamic Resistance in Iraq On the same Sunday, he claimed responsibility for several attacks against positions in Syria and Iraq and assumed responsibility for the deadly attack against US troops. According to the US Central Command, the attack killed three soldiers and wounded 40, eight of whom suffered serious injuries and had to be evacuated from Jordan for medical care.
Hay versiones diferentes sobre la ubicación exacta del ataque: Estados Unidos afirma que ocurrió en una base militar en el noreste de Jordania, cerca de la frontera con Siria, mientras que el Gobierno jordano sostiene que tuvo lugar fuera de su territorio y se dirigió contra una base estadounidense en Siria. Jordania es uno de los principales aliados de EEUU en la región, pero la presencia de cientos de tropas estadounidenses en su territorio es un tema sensible porque la mayoría de la población jordana rechaza la ayuda que Washington está proporcionando a Israel para su ofensiva sobre Gaza.
Según Estados Unidos, el ataque se produjo contra una base militar en Jordania llamada Torre 22, que se encuentra estratégicamente situada en el punto más al noroeste del territorio jordano, donde sus fronteras se encuentran con las de Siria e Irak. En esa base, hay desplegados unos 350 militares de EEUU que tienen como misión lograr la “derrota duradera” del grupo terrorista Estado Islámico.
Además, Torre 22 se encuentra cerca de otra guarnición militar estadounidense llamada Al Tanf, ubicada en Siria muy cerca de la frontera con Jordania y que, desde 2016, ha sido clave para las operaciones contra el Estado Islámico. El Gobierno jordano asegura que el ataque ocurrió precisamente contra la base Al Tanf, contradiciendo la versión de Estados Unidos.
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Biden, que estaba este domingo haciendo campaña en Carolina del Sur, prometió en un comunicado que los responsables rendirían cuentas “en el momento y de la manera” que Estados Unidos elija. Más tarde, durante un evento en una iglesia de Carolina del Sur, Biden dio un discurso ante cientos de feligreses en el que afirmó: “Hemos tenido un día difícil anoche en Oriente Medio. Hemos perdido a tres valientes en un ataque contra una de nuestras bases”. Después, pidió un momento de silencio y lo rompió con dos palabras: “Y responderemos”.
Y así fue este viernes. Estados Unidos asegura haber bombardeado a más de 85 objetivos e instalaciones vinculadas a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y a grupos proiraníes en Irak y Siria, en un operativo aéreo que se llevó a cabo a las 16:00 hora local de Washington (21:00 GMT) y empleó más de 125 municiones de precisión.
Según el Ejército estadounidense, entre los objetivos atacados hay centros de operaciones, centros de inteligencia, cohetes y misiles, almacenes de drones e instalaciones logísticas relacionadas con los varios ataques que los grupos proiraníes han cometido en las últimas semanas contra las fuerzas de Estados Unidos.
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La muerte de tres soldados estadounidenses agrava aún más la ya frágil situación en Oriente Próximo, donde la tensión se ha disparado desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, donde perdieron la vida 1.200 personas, y al que las fuerzas israelíes respondieron con una ofensiva en la Franja de Gaza que ha dejado más de 26.000 palestinos muertos.
Desde el inicio de este conflicto, las milicias proiraníes de Irak han llevado a cabo más de un centenar de ataques contra las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria, causando al menos 70 heridos, en su mayoría soldados con lesiones cerebrales traumáticas. Además, los rebeldes hutíes en Yemen, respaldados por Irán, han estado atacando a buques en el Mar Rojo. Sin embargo, hasta ahora, ninguno de estos ataques había provocado víctimas mortales entre las filas estadounidenses.