Allá por el mes de noviembre pudimnos ver cómo muchos hombres lucían un incipiente bigote que hasta hace pocos días no tenían. Es una muestra de la suma al movimiento Movember, con el que todos los meses de noviembre se pretende concienciar sobre la salud masculina, en concreto, el cáncer de próstata o testículo.
Precisamente este último, el cáncer de testículo, es, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el tumor más frecuente en hombres entre los 15 y los 35 años y se prevé que afectará a más de 1.500 personas este año en nuestro país.
Síntomas del cáncer de testículo
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Los testículos son dos pequeñas glándulas que cuentan con unas células denominadas germinales. Son las encargadas de producir los espermatozoides cuando se alcanza la adolescencia. Pues bien, es en estas células donde se general el 90% de los cánceres de testículos, según explican desde la SEOM.
El tanto por ciento restante de casos se produce en las células encargadas de producir las hormonas masculinas (testosterona). Este tipo de tumores suelen ser benignos.
Pero como, en cualquier caso, la detección precoz ayuda a la supervivencia, los especialistas de la Asociación Española de Urología (AEU), detalla cuales son los síntomas más habituales del cáncer de testículo:
- Aparición de un bulto en la zona.
- Dolor en la parte baja del abdomen o en la ingle.
- Sensibilidad en la zona de los senos.
- Sensación de pesadez en el escroto.
- Dolor de espalda.
Ante la aparición de cualquiera de estas molestias lo mejor es acudir a un especialista para confirmar si se trata de un tumor o de cualquier otra patología.
¿Cómo se trata el cáncer de testículo?
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Una vez determinada la presencia de un tumor en un testículo, los especialistas determinarán el mejor tratamiento a elegir en función del tipo de tumor, su estado o el paciente.
- La primera decisión es la extirpación del testículo afectado (orquiectomía radical), para identificar el tipo de tumor.
Como explican los especialistas en urología, esta cirugía suele bastar en muchos casos para terminar con el tumor, pero hay que detectarlo a tiempo.
Si el cáncer testicular ya está más avanzado o es más agresivo, se tendrá que recurrir a otros tratamientos complementarios como:
- Sesiones de quimioterapia o radioterapia
- O a otro tratamiento quirúrgico, llamado linfadenectomía retroperitoneal, consistente en la extirpación de los ganglios retroperitoneales.
Cáncer de testículo y fertilidad
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Gracias a los avances en los tratamientos de este tipo de tumores, este cáncer suela tener muy buen pronóstico. El problema son los efectos secundarios de todos estos tratamientos, sobre todo en lo que se refiere a la fertilidad.
Así lo explica el doctor Javier Domingo, experto en salud reproductiva y director de IVI Las Palmas:
- “La fertilidad en los pacientes con un cáncer de testículo puede verse afectada por el propio cáncer y por las distintas posibilidades terapéuticas del mismo.
- Tanto el daño directo que ocasiona la cirugía como el de la quimioterapia pueden afectar la producción de espermatozoides, bien de forma total o parcial, debido a que el epitelio germinal del testículo es muy sensible a los efectos de la quimioterapia.
- Además, esta afectación podrá ser temporal o permanente, dependiendo de la dosis empleada y sobre todo del tipo de agente quimioterápico utilizado”
Puesto que los tumores en los testículos aparecen a edades muy tempranas, y con el fin de asegurar una próxima fertilidad si se quiere, el especialista en reproducción asistida recomienda “la congelación de una o varias muestras de semen previamente al tratamiento con quimioterapia para poder conservar el potencial reproductivo del paciente”.
¿En qué cosiste el proceso de crioperservación de espermatozoides?
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A diferencia de la mujer, en la que se necesita un plazo de 10-15 días para poder llevar a cabo la estimulación ovárica para la criopreservación de sus ovocitos, el tiempo no es un factor limitante para la congelación del semen.
Además, es un procedimiento sencillo. Lo ideal es que, en una primera visita, tras analizar la edad, pronóstico, fertilidad previa, etc., se conserve ya una primera muestra de semen, explican desde el IVI Las Palmas. Esta muestra es posteriormente analizada para conocer su calidad en cuanto a cantidad y motilidad de los espermatozoides.
Si es posible, lo mejor es obtener una segunda muestra, con un intervalo entre congelaciones de 2 a 5 días, si bien en caso de premura se podría realizar al día siguiente de la anterior.
Una vez el paciente esté recuperado y decida hacer uso de su muestra de semen, al igual que ocurre con cualquier otro paciente, la elección de la técnica de reproducción dependerá de la cantidad de muestra que se disponga y la calidad de la misma.
La supervivencia tras la descongelación es por lo general lo suficientemente alta para poder llevar a cabo una técnica de reproducción asistida, con resultados similares a los de tratamientos llevados a cabo con muestras en fresco. Además, no existe una limitación en cuanto al tiempo de congelación, pudiendo permanecer los espermatozoides congelados tanto tiempo como sea necesario.
“Así mismo, por lo que solemos ver en consulta, a nivel psicológico es muy positivo tener en el horizonte un objetivo vital como puede ser convertirse en padre tras el cáncer de testículo; lo que sin duda ayuda al paciente a tener una perspectiva de futuro con proyectos ilusionantes a realizar una vez recuperado”, concluye el doctor Domingo.