Se acabó. Dos palabras de Alexia Putellas que lo cambiaron todo, también lo que parecía imposible de cambiar. Tras unos meses alejada más que nunca de los focos, mientras se recuperaba de su lesión de cruzados, la capitana del FCBarcelona y de la selección española rompió el silencio y alzó la voz para apoyar a su compañera Jenni Hermoso y decir ‘basta’ a los abusos sistemáticos a las mujeres en la Federación española y en todo el mundo del fútbol. Un movimiento que cruzó también el charco y dio la vuelta al mundo.
Todo empezó con el beso no consentido de Luis Rubiales, entonces presidente de la RFEF, a Jenni Hermoso en el podio del Accor Stadium de Sídney, ese 20 de agosto del año pasado que se convirtió en el mejor y el peor día para el fútbol femenino español. Un episodio que empañó la celebración de la primera estrella, del primer Mundial, ganado a pesar de todo lo sucedido en los últimos meses.
Fue Irene Paredes la que, en medio de toda la euforia, advirtió a sus compañeras de que lo que había sucedido era “algo muy serio” y que no podían dejar pasar.
BOCHORNO HISTÓRICO
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Lejos de admitir el error, corregir y pedir disculpas, Rubiales se empeñó en ir a la guerra para salvar el cargo. Nunca se vio fuera y era algo inconcebible. Incluso, cuando parecía que iba a dar un paso al lado, soltó aquello en la Asamblea de Las Rozas de “no voy a dimitir” -hasta tres veces- y del “falso feminismo”. Porque, claro, como tiene madre e hijas… Cualquiera es feminista.
Tuvieron que tomar cartas en el asunto la UEFA y la FIFA para apartarlo hasta conseguir su dimisión. Pero se agarró a todo, Rubiales, hasta el último momento, con comunicados surrealistas que buscaban culpar a la víctima, que no era otra que Jenni.
VALIENTE
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Lo que llegó a vivir la madrileña no lo tendría que vivir nunca nadie. Recibió presiones de todo tipo y denunció. Aunque no quedó aquí: sus declaraciones fueron emitidas en televisión como si de una telenovela se tratase, con expresiones para alimentar el morbo como “en seguida vamos a ver cómo se derrumba ante la Fiscal. No se vayan”. Otro bochorno. Jenni acudió a declarar pensando que podía estar tranquila y sentirse en un entorno seguro. Y, una vez más, falló el sistema.
CAPITANAS
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Echaron a Jorge Vilda -después de que Rubiales le “invitase a quedarse los próximos cuatro años, cobrando medio millón de euros al año”- y pusieron a Montse Tomé en su lugar. Y empezó mal. En su primera convocatoria, para las dos jornadas iniciales de la Nations League, no tuvo en cuenta la voluntad de la gran mayoría de las jugadoras, que se habían mostrado no convocables. Incluso llamó a Patri Guijarro y Mapi León.
Acudieron todas a la llamada y se reunieron en la famosa ‘Cumbre de Oliva’, con el gobierno de por medio, para acordar una serie de cambios necesarios y, sobre todo, su ejecución. Alexia y Paredes -porque Jenni se quedó fuera- lideraron al grupo, más unido que nunca. Siete horas de reunión, un pulso llevado hasta el final, despidos de forma inminente y la creación de una ‘comisión mixta’, formada por representantes de la Federación y de las jugadoras y con presencia del CSD del gobierno. Y Mapi León y Patri Guijarro, con una “realidad diferente”, en palabras suyas, seguirán en casa hasta que no lo vean claro.
UNA LUCHA GLOBAL
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Aun así, y a pesar de todo, sacaron fuerzas -en una semana con más reuniones y comparecencias que entrenos y descansos- para ganar ese primer partido tan importante de la NationsLeague, contra Suecia. Una doble victoria en Gotemburgo, por el resultado y por la imagen de unión que proyectó todo el fútbol femenino mundial. Las jugadoras de ambos equipos alzaron el puño y lucieron en sus muñecas un mensaje: ‘Contigo, Jenni’.
Además de una pancarta conjunta con el lema ‘Se Acabó. Our fight is a global fight’. Alexia y Paredes salieron en rueda de prensa para explicarlo todo y para acabar con cualquier duda. Otro ejemplo más de su liderazgo. Nada cambió hasta que todo cambió. Y solo bastaron dos palabras: “Se acabó”.