The workers at the Camp Nou construction sites, after the inspections: “The bosses are tense and nervous”

Two months after the investigation by EL PERIÓDICO, which revealed the criticisms and complaints of “labor exploitation“Of the workers who are carrying out the renovation of the new Barça stadium, the situation within the works is somewhat different. On the one hand, because the number of employees has multiplied. On the other, because the Inspection actions of Treball enter their final phase. Several workers explain to this newspaper that the attitude of their superiors has changed. Some feel more watched and controlled, others perceive that the treatment they receive is friendlier. “It seems like they are tense and nervous.“, several of them agree.

The changes within the Camp Nou works are different depending on each subcontracted company. In one of them, workers explain that since the EL PERIÓDICO report was published, and especially as a result of the macro performance of the Work Inspection, the conditions at the works are friendlier. “They no longer yell at us or insult us, they treat us with respect“explains one of them, who assures, however, that he notices how his bosses are more worried and nervous. “They are ‘shit’ in case we talk,” continues this employee.

Otro obrero, que trabaja en la misma empresa, señala además que su salario mejoró el pasado mes de diciembre. “Y eso que hicimos dos semanas de parón por las navidades… yo pensé que nos quedaríamos sin cobrar. Creo que tienen mucho miedo de que hablemos más”, puntualiza.

En cambio, en otras empresas la realidad es bastante peor a la que ya se encontraban antes de la inspección. Uno de los empledos de estas ‘subcontratas’ sostiene, mostrando los estractos bancarios, que el pasado mes de diciembre ingresó 987 euros. “Esto es una mierda, nos tratan como trapos. Este empresa es basura”, lamenta. Este peón explica que en diciembre trabajó 20 días con jornadas de nueve horas. “¿Porqué nos pagan esta mierda?”, se queja.

Se trata de la misma ‘subcontrata’ que, durante el mes de noviembre, ingresaba en las cuentas bancarias de sus empleados menos dinero del que ponía en las nóminas. “Ahora les pedimos las nóminas de diciembre otra vez y nos dicen que no nos las van a enseñar… a un compañero le han despedido por este motivo, por exigir las nóminas”, sigue este empleado. Lo confirma otro compañero suyo. “No sé lo qué pasa, pero los jefes están muy tensos, muy nerviosos”, explica este trabajador. Estos empleados ya están en contacto con representantes sindicales, a los que han enviado documentación sobre lo ocurrido.

Más obreros y cámaras

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Lo que sí afecta a todos los empleados es que esta última semana se han instalado cámaras de videovigilancia dentro de las obras. “Hay cámaras por todos lados, te giras y hay una cámara, nos graban todo el rato”, explica un obrero.

Pero lo que más ha cambiado en el día a día de las obras es el aumento de personal en el recinto. “Se ha duplicado el número de trabajadores”, cuenta uno de ellos. Las previsiones para este principio de año era que se pudieran llega a picos de más de 1.000 empleados de manera simultánea en la obra.

Una vez finiquitados la mayoría de los trabajos de demolición y ahora en fase de construcción del nuevo estadio, el número de trabajadores va al alza. La mayoría de estos nuevos empleados proceden de países de la Europa del Este, según cuentan algunos empleados.

“Con tanta gente es más difícil trabajar, para pasarse el material… está todo lleno de grúas y de operarios por todos lados y a veces tienes miedo de que alguien no se haga daño”, sigue este empleado. Hasta ahora todas las actuaciones de Inspección han podido acreditar que los mecanismos de prevención de riesgos laborales están al día y cumplen con todos los requisitos legales.

Los trabajos en el estadio cambian y las subcontratas requeridas para llevarlos a cabo también. Algunos de los empleados que han trabajado desde el inicio de las reformas temen ser despedidos en breve. “Sólo nos han dicho que en una semana terminamos nuestro trabajo, pero nos dicen ni adónde iremos, ni si nos van a despedir… yo me temo lo peor”, cuenta un peón y que de sus ingresos depende toda su familia.

Desde que EL PERIÓDICO desveló las denuncias de explotación laboral dentro de las obras del nuevo estadio del Barça, varias administraciones han decidido investigar lo ocurrido. La Generalitat intesificó la vigilancia del cuerpo de inspectores y subinspectotes, que tras una macrorredada, ha podido recopilar las irregularidades denunciadas en este diario en una veintena de empresa. El Departament de Treball tiene pendiente comparecer en el Parlament para dar explicaciones de todo lo ocurrido.

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