Estados Unidos repliega las velas en el Mediterráneo, al menos, temporalmente. El grupo de ataque anfibio USS Bataan ha puesto este jueves rumbo a la base naval de Norfolk, según ha informado la Marina estadounidense. Su partida deja a la primera potencia mundial sin un presencia significativa en la región, solo cinco meses después de haber concentrado hasta tres grupos de ataque –con dos portaviones, numerosas fragatas y miles de marines– en el Mediterráneo oriental para prevenir que la guerra en Gaza se extendiera al Líbano o Irán se viera tentado de entrar con todo en la refriega con Israel. No está claro, sin embargo, si esta retirada es producto de una potencial distensión en la zona o es puramente coyuntural hasta la llegada de reemplazos.
Lo cierto es que mucho han cambiado las cosas desde el 7 de octubre, cuando EEUU optó por desplegar músculo naval en el Mediterráneo oriental para disuadir a los enemigos de Israel tras el demoledor ataque de Hamás y la brutal respuesta israelí que siguió. El primer grupo de ataque en llegar a la región fue el USS Gerald Ford, seguido días después por el USS Dwight Eisenhower. Más tarde llegaría el USS Bataan, hasta entonces destinado en las costas de Omán. “Nuestra presencia en el Mediterráneo oriental era exactamente lo que nuestra nación necesitaba: una fuerza integrada de la Marina y los marines lista para responder en cuanto fuera necesario”, ha dicho en un comunicado el capitán Martin Robertson. Solo la agrupación de fuerzas que acompaña al buque anfibio de desembarco Bataan, escoltado por dos buques similares, incluía a 4.000 soldados y marineros.
A principios de año, sin perspectivas para un alto el fuego duradero en Gaza, donde han muerto más de 30.000 palestinos y la hambruna impuesta por Israel hace estragos, Washington empezó a replegar sus fuerzas. El primer grupo de ataque en marcharse fue el liderado por el portaviones Ford tras ocho meses de misión, extendida en varias ocasiones. Luego le seguiría el Eisenhower, que cambió de rumbo para desplegarse a las puertas del mar Rojo. Finalmente, el Bataan atravesó este jueves el estrecho de Gibraltar para volver a casa.
Multiplicidad de frentes
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Algunos analistas sostienen que la salida del Mediterráneo se explicaría por la multiplicidad de crisis que acechan las rutas marítimas, así como por las prioridades estratégicas de EEUU. La principal sigue siendo la región del Indo-Pacífico, donde Washington tiene desplegados en estos momento los portaviones Roosevelt y Reagan con la intención de contener a China. Pero luego está la crisis en el mar Rojo, donde su marina se ha enzarzado en una secuencia de acción-represalia contra los rebeldes hutíes del Yemen, que este mismo miércoles habrían atacado un carguero con bandera de Barbados. El ataque con misiles balísticos dejó al menos tres muertos, según el Comando Central de EEUU, la primera vez desde el 7 de octubre que los ataques yemeníes en solidaridad con Gaza dejan víctimas mortales.
A todo eso habría que añadir las maniobras navales que la OTAN realiza esta semana en el Báltico, con Noruega, Suecia y Finlandia como países anfitriones. Un último elemento a tener en cuenta es que los ataques lanzados durante semanas por las milicias proiraníes en Irak y Siria contra las bases estadounidenses en la región, prácticamente han cesado desde que EEUU empezó a responder con dureza tras la muerte de tres de sus soldados en Jordania.