El mundo “está entrando en la era del caos”, alertó este miércoles el secretario general de la ONU, António Guterres, al presentar ante la Asamblea General sus prioridades de trabajo para 2024.
Guterres describió el mundo actual como “una peligrosa e impredecible ley de la selva (donde reina) la total impunidad”, con amenazas como una crisis climática desbocada, una inteligencia artificial (IA) sin regulación, unas instituciones internacionales no representativas y unas desigualdades cada vez más agudas.
El político portugués, que enfila su octavo año al frente de la organización, dijo que el sistema internacional tiene dos urgencias primordiales: la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, “que nunca estuvo tan mal” por sus divisiones, y la de las instituciones financieras internacionales, cuyo diseño es “anticuado, disfuncional e injusto”, además de que “favorece a los países ricos que lo diseñaron”.
Recordó que este año la mitad de la humanidad irá a elecciones en un momento en que “cada vez más gente está perdiendo confianza en las instituciones y fe en el proceso político”.
Conflictos mortíferos
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Guterres recordó que los conflictos armados en el mundo tienen “atrapados a millones de personas para las que la vida es un infierno diario y mortal”, ya sea para los que mueren como para los que huyen de la violencia.
Citó, por este orden, a Gaza, “una herida gangrenada en nuestra conciencia colectiva”; Ucrania; el Sahel; el Cuerno de África; Libia; República Democrática del Congo; Yemen; Birmania, Haití y los Balcanes.
En todos esos lugares hay gobiernos que “ignoran y socavan los fundamentos mismos del multilateralismo con cero rendición de cuentas”, mientras que el Consejo de Seguridad -máximo órgano de la ONU- se encuentra atenazado por las divisiones.
Además, en todo el mundo se profundizan las divisiones causadas por los discursos de odio, la discriminación, los extremismos y los atropellos a los derechos humanos, que derivan en autoritarismo, islamofobia o antisemitismo, además de machismo y violencia de género.
Pobreza contra IA
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Recordó además que los países en desarrollo están viviendo el lustro más amargo desde hace treinta años, muchos de ellos “afrontando una deuda impagable y en niveles récord”. Un dato especialmente dramático lo ilustra que los países más pobres del mundo deberá al final del año más dinero en su deuda externa que lo que gastan conjuntamente en sanidad, salud e infraestructuras.
Mientras tanto, la IA evoluciona a toda velocidad, pero “se está concentrando en unas pocas compañías y aún en menos países”, cuando lo cierto es que “la tecnología debería reducir las desigualdades” y no reproducirlas.
Por esa razón, abogó por que la comunidad internacional se mueva rápido y de forma creativa para propiciar unos mínimos éticos y sistemas de protección que garanticen la transparencia y que la IA “queda bajo control humano”.
¿El fin de los combustibles fósiles?
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El secretario general volvió además a uno de sus temas favoritos como es la crisis climática y proclamó de forma un tanto optimista que “la era de los combustibles fósiles está en las últimas” porque, en su opinión, “la revolución de la energía renovable es imparable”.
Pero para ello, recordó que el objetivo mundial es limitar el calentamiento global a 1,5 grados, lo que requerirá recortar las emisiones de gas invernadero en un 45 % para 2030 en comparación con 2010 y que 2025 sea el último año de aumento de este gas, para pasar desde entonces al descenso.
Eso va a obligar a cada país a presentar un plan nacional climático, señaló Guterres, que terminó recordando que la responsabilidad es individual a la par que colectiva y que él, por su lado, no descansaría en su lucha por la paz y por un futuro mejor para las generaciones venideras.