On one side of the Lubyanka Square, In the shadow of the old KGB building, Muscovites walk calmly illuminated by the Christmas decorations that are still there. On the other side of the central square, at the foot of the monument to the Soviet reprisals, there are no passers-by enjoying Saturday. Police buses, numerous agents and vans wait, intimidating to those who are going to approach leave flowers to remember the recently deceased opposition leader Aleskei Navalni.
Already upon reaching the same square, an atmosphere of exceptionality was palpable, there were more police than usual, even in the same subway some of them were carrying batons, something totally unusual among the agents in the platforms. Although on Friday some Muscovites were able to leave the flowers with more margin, although there were arrests, the tone on Saturday was different. In videos circulating on social networks you can see how some of the agents forced detainees who were not resisting to put their faces in the snow for no apparent reason. According to the NGO OVD – declared a foreign agent by the Russian government – there are 290 detainees in different Russian cities, mainly in St. Petersburg (147) and Moscow (49).
En los mismos homenajes espontáneos había este sábado barreras, policías y hombres encapuchados esperando a quiénes se atrevieran a homenajear al opositor. Algunos de estos “anónimos” recordaban a los que se vieron en protestas recientes que se dedicaron a interpelar, seguir y acosar a algunos periodistas extranjeros, incluso algunos de ellos denunciaron que fueron a preguntar por ellos a sus domicilios particulares.
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Sin permiso para recordar
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El país euroasiático ya se despertó este sábado viendo como algunos agentes en pasamontañas retiraban las ofrendas del centro de Moscú y otras ciudades rusas como San Petersburgo. Además del recuerdo a Navalni, también se buscó quitar de la vista el homenaje que existe en el Gran Puente de Moscú a Boris Nemtsov. Fue asesinado en 2015, a escasos metros de la famosa plaza Roja y del Kremlin. Este homenaje lleva años en el punto exacto donde dispararon a matar a este crítico del gobierno ruso. Aunque se condenó al asesino material, se desconoce quién dio la orden para que se le matara.
En el mismo día, en la segunda capital de Rusia, en San Petersburgo, fue detenido el obispo de la Iglesia Ortodoxa Apostólica, Grigori Mikjov-Vaitenko. Es conocido en su ciudad por los refugiados, se le arrestó por haber publicado en su canal de Telegram que iba a celebrar una misa en honor al opositor recientemente fallecido. En otros países con comunidad de rusos étnicos si han podido recordar a Navalny, como es el caso de los que viven en Lituania, Letonia, Serbia, Georgia, entre otros de los destinos elegidos por los rusos para huir de la situación actual de su país.