La ejecutiva del PSOE ha decidido este lunes por unanimidad solicitar a José Luis Ábalos su acta de diputado. Se acabaron los mensajes sujetos a distintas interpretaciones. El PSOE ha exigido a las claras a José Luis Ábalos que renunica a su escaño por la investigación judicial a su excolaborador, Koldo García, quien supuestamente cobró comisiones en la compra de mascarillas quirúrgicas en lo peor de la pandemia. “Esperamos que se produzca en las próximas 24 horas”, ha urgido la portavoz, Esther Peña, en rueda de prensa desde Ferraz. El exministro, hasta esta mañana, se resistía y pretendía negociar una salida pactada.
“Sabemos que no está investigado, ni imputado. No nos erigimos en jueces, no somos fiscales. No juzgamos. Pero a pesar de todo consideramos que sí existe una responsabilidad política”, ha continuado Peña, quien también ha anunciado el registro de una comisión de investigación sobre la compra de mascarillas en la primera fase de la emergencia del coronavirus. Los socialistas toman así la iniciativa y se adelantan al PP. Si sale aprobada, y en principio saldrá, su primera tarea será la investigación que afecta a García, pero podría ampliarse a otros casos que salpican también al PP. Por ejemplo, al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pese a que su proceso fue archivado hace año y medio por la Fiscalía Anticorrupción.
La situación de Ábalos, uno de los colaboradores más importantes de Pedro Sánchez después de que recuperara el liderazgo del PSOE en 2017, se había vuelto imposible. “Es muy doloroso, pero no le va a quedar más remedio. Koldo García era su persona de confianza. Fue él quien lo escogió y se lo llevó a todas partes. Tiene una clara responsabilidad política”, señaló un importante diputado el viernes, dos días después de que se conociese el proceso a García, hombre para todo del exministro de Transportes y exsecretario de Organización socialista: chófer, guardaespaldas, asesor, consejero de Renfe y Puertos del Estado.
El Gobierno y la dirección del partido ya había comenzado poco antes a empujar a Ábalos para que dejase el Congreso. Tanto a través de contacos con el exministro como con declaraciones en público. “Yo sé lo que yo haría”, señaló el mismo viernes la vicepresidenta primera y vicesecretaria general de los socialistas, María Jesús Montero. Al día siguiente, durante un acto en Madrid de la Internacional Socialista, el propio Sánchez insistió en el mismo mensaje. “Este Gobierno nació de la necesidad de acabar con la corrupción de la anterior Administración del Gobierno del PP. Y ha hecho además de la ejemplaridad su bandera. Una ejemplaridad absoluta, total, que no entiende de colores. Quiero reafirmar que esa lucha contra la corrupción ha de ser implacable.
Venga de donde venga y caiga quien caiga
. El que la hace la paga”, dijo.
Presión del PP
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En plena resaca del batacazo sufrido el pasado 18 de febrero en las elecciones gallegas, con el PSOE obteniendo nueve diputados, su peor resultado histórico, el ‘caso Koldo García’ toca también una fibra muy sensible para el presidente del Gobierno, que llegó por vez primera a la Moncloa en 2018 gracias a una moción de censura contra Mariano Rajoy motivada por la sentencia del ‘caso Gürtel’. Los socialistas están sumamente inquietos estos días. Señalan que la corrupción les hace mucho más daño a ellos que al PP, que trata de implicar a Sánchez en este escándalo. El vicesecretario de Política Autonómica y Municipal del PP, Elías Bendodo, acusó al jefe del Ejecutivo de ser el “líder de una organización criminal”.
Ante toda esta tormenta, Ábalos intentó en un primer momento defender su presencia en el Congreso, insistiendo en que a él no se le acusaba de nada. Pero el sábado, en una entrevista en La Sexta, ya abrió la puerta a la dimisión. “Estoy abierto a hablarlo en el marco de un compromiso. No para darle un tributo a la derecha”, explicó. Aun así, el exmninistro seguía insistiendo que nadie le había pedido el escaño. Ahora ya no puede poner esa excusa.
¿Qué pasará ahora? El escaño es personal, así que el PSOE no tiene mecanismos para forzar que el exministro lo entregue. Podría continuar encastillándose e irse al grupo mixto. Pero en la dirección socialista aseguran que no existe ese riesgo. Ábalos, al fin y al cabo, fue secretario de Organización entre 2017 y 2021, y como tal le tocaba llevar garantizar que se aplicaba la disciplina de partido. “Él es el mejor ejemplo de la ortodoxia del partido, del compromiso. No tengo ninguna duda de que actuará en consecuencia por este bien mayor. Culpa no tiene quien hace lo que debe”, ha señalado Peña.
La rapidez
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Tras la rapidez a la hora de actuar con Ábalos, los socialistas quieren continuar dando muestras de ejemplaridad, intentando por el camino que el PP quede retratado. La primera tarea de la comisión de investigación, que se registrará de forma inminente en el Congreso, será escrutar el caso de García. Pero habrá más. Peña ha señalado directamente al PP.
“Nos rebelamos contra la sinvergozonaría de todos aquellos que quisieron lucrarse con el dolor. En las próximas horas, estoy convencida de que habrá reacciones a la comisión. Hay que estar atentos. Si escuchan reticencias para no apoyar esta comisión de investigación, yo me preguntaría a qué obedecen. ¿Qué temor tienen algunos en la bancada azul?”, ha señalado, en alusión al partido de Alberto Núñez Feijóo, que llegó al liderazgo consevador cuando su antecesor, Pablo Casado, criticó la situación del hermano de la presidenta de Madrid y fue forzado a dimitir por sus propios compañeros.
“Esta comisión tiene mucho sentido. Nos hubiera gustado que la propusiera el PP en el caso del hermano de Ayuso. Somos nosotros quienes asumimos la responsabilidad de estudiar lo que sucedió en estos momentos. Nadie puede lucrarse del dolor. Es absolutamente asqueroso”, ha añadido Peña.
El discurso de la ejemplaridad se incorporó a Ferraz y al Gobierno de Pedro Sánchez como una seña de identidad tras acceder a Moncloa a través de una moción de censura justificada por los casos que salpicaban al Gobierno de Mariano Rajoy. Mantener el listón y levantar un muro contra el que sería el primer caso de corrupción que acecha al Gobierno, bajo la responsabilidad política del que fue uno de las personas del primer círculo de confianza de Sánchez, es ahora el objetivo de los socialistas.
Aforamiento
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El caso Koldo ha revivido las conjeturas en el partido sobre los motivos de la salida de Ábalos del Gobierno y de la secretaría de Organización del PSOE en julio de 2021. Una decisión que cogió por sorpresa a todos en el partido y que sigue sin explicación oficial más de dos años y medio después. El PP quiere apuntar directamente al presidente del Gobierno, a través de su exministro, con la sospecha de que lo destituyó por conocer este caso de corrupción.
Tras su destitución en el ministerio y su abandono de Ferraz, Ábalos mantuvo el acta de diputado y fue nombrado presidente de la comisión de Interior. En las pasadas elecciones repitió en las listas electorales, como número dos por su tierra, Valencia. Allí mantiene todavía cierta influencia con el control de un pequeño sector, nada comparable con épocas pasadas, pero que asomó para poner en valor cuando estuvo a punto de producirse una batalla en primarias para la sucesión de Ximo Puig. Sin el acta en el Congreso, Ábalos dejará de estar aforado.
La repetición en las listas electorales, así como en la presidencia de la comisión de Interior, también llamó la atención entre algunos de sus compañeros. No acabó de dar un paso al lado total ni se le exigió, pese a salir del Gobierno y de Ferraz de forma repentina. Entre los exdirigentes del primer sanchismo que conocieron a quien se convirtió en su mano derecha hubo vocoes de advertencia sobre algunas de sus conductas. Llamadas de atención sobre su idoneidad. Asimismo, coinciden en mostrar sus dudas sobre la posibilidad de que actuase solo. Y es que algunos lo recuerdan como un chófer, otros como un escolta y, en su mayoría, como alguien con ciertas limitaciones para asumir funciones más estratégicas.