La fiscalía de medio ambiente de Barcelona investiga el origen de los vertidos de aguas fecales en un espacio protegido del delta del Llobregat. En concreto, según ha podido saber EL PERIÓDICO, el ministerio público ha admitido una denuncia de las entidades ecologistas Les Agulles y Ecologistas en Acción. Estos episodios se han cronificado en el entorno del Baix Llobregat desde hace casi 20 años y afectan a espacios protegidos como el estanque de la Murtra, que forma parte de la Red Natura 2000. Bastaba con dar un paseo por los alrededores de esta charca el pasado viernes para percibir el olor desagradable que se esparcía por todo el espacio.
¿Pero qué es exactamente lo que provoca estos vertidos? Durante los días de lluvia, como la red de aguas se llena en exceso, la depuradora de Gavà y Viladecans tiene autorización de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) para abocar agua procedente de la cloaca a este humedal que desemboca en la playa. “La teoría dice que esta agua fecal se mezcla con agua depurada y queda diluida. Sin embargo, no siempre es así“, critica Jaume Grau, miembro de Les Agulles y Ecologistas en Acción.
Esto sucede entre otras cosas porque no existen redes separativas. Dicho de otra forma, el agua de la lluvia y el agua residual circulan por las mismas cañerías. ¿Es realista pensar en un modelo con tuberías independientes? “Es un tanto utópico, puesto que para las ciudades sería carísimo separar redes”, admite Narcís Prat, ecólogo y experto en gestión del agua en la Universidad de Barcelona.
“Separar la red de agua pluvial de la de agua residual es muy caro y difícil en las grandes ciudades”
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Según su punto de vista, este paradigma sería ideal, pero solo es posible llevarlo a cabo en urbanizaciones o barrios de nueva creación: “Es muy útil separar las dos redes. Te permite utilizar el agua de la lluvia para el riego u otros usos. Además, por los conductos de agua pluvial podría circular agua regenerada y darle estos usos secundarios, mientras que el agua residual y fecal iría a las depuradoras. Así, aprovecharíamos mucho mejor el recurso.
Falta de coincidencia
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Solo durante 2023, se desechó agua residual al menos 15 veces, según los datos que maneja el Área Metropolitana de Barcelona, el ente que ostenta la titularidad de la depuradora. El problema es que, si se analizan al detalle los datos de los últimos años, los vertidos no siempre coinciden con días de lluvia. Sin apenas lluvia, hubo varias ocasiones en las que se reportó la presencia de agua fecal en el espacio protegido. Esto pasa porque, en algún caso, para prevenir, la depuradora desagua antes de que caigan las precipitaciones pronosticadas (que no siempre se acaban produciendo).
Los ecologistas exigen más controles y vigilancia: “Se pone en riesgo un espacio maltrecho que la ACA está obligada a recuperar”. Por esta razón, las entidades han pedido a la fiscalía que esclarezca por qué no se han buscado soluciones que eviten esta contaminación. Y el fiscal ha optado por abrir diligencias y tratar de dar respuesta a las preguntas arrojadas por este conflicto ambiental.
La ACA ha exigido al AMB que elabore un plan para reducir estos episodios
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Es más, la ACA, según ha confirmado este diario, ha pedido al Área Metropolitana de Barcelona que elabore un plan integral de gestión antes de 2026 que contemple la reducción de estas descargas durante los episodios de lluvias. La idea es que estos vertidos vayan directamente al mar a través de un emisario submarino. En el mar, las aguas residuales se diluirían mucho más y los humedales no sufrirían este contratiempo que a menudo acarrea muertes de peces.
Tornillo de arquímedes
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En paralelo, los Comuns llevarán al Parlament la cuestión. Tal y como precisa el diputado Enric Bárcena en declaraciones a este diario, le preguntarán por escrito al Govern cuándo prevé ejecutar inversiones para realizar mejoras en la depuradora: “La ACA es responsable del saneamiento y debe acelerar los trámites para instalar unos depósitos que permitan absorber más agua procedente de la lluvia y evitar los envíos de agua fecal”.
A este escenario, que evidencia el estado precario de algunos espacios deltaicos, se suma otra situación pendiente de resolver que enreda aún más el panorama. Cuando caen lluvias intensas, a los agricultores de la zona se les inundan los campos. Para evitar que se pierdan las cosechas, vacían el estanque de la Murtra y desembalsan más cantidad de agua hacia el mar. Cuando esto sucede, a veces se remueven lodos, por lo que la calidad del agua que llega a la playa no es óptima.
¿Cómo se puede solventar? Con un nuevo tornillo de arquímedes que acelere el vaciado de agua y que no obligue a los agricultores a dejar la Murtra casi sin agua para preservar sus cosechas. Mientras la fiscalía investiga, está en manos de la ACA y el AMB encontrar medidas eficaces para poner fin a este problema crónico que dificulta la mejora ecológica del delta.