Los seis meses de presidencia española de la UE, que acaban este 31 de diciembre, han sido abruptos, extraños,
marcados por las elecciones generales del pasado julio
, un resultado electoral muy abierto y las complejas negociaciones de investidura que vinieron después y desembocaron en la reelección de Pedro Sánchez al frente del Gobierno. También han sido “muy provechosos”, sostiene la Moncloa. El recién cerrado pacto de migración y asilo. El acuerdo para reducir la emisión de gases contaminantes de las industrias. La apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia. La nueva ley de inteligencia artificial, entre otras iniciativas.
Pero junto a todos estos frutos, los seis meses de mandato en las instituciones comunitarias también han tenido impacto en la política nacional. Como primer plato de las elecciones europeas que se celebrarán a inicios de junio, Sánchez también ha empleado la presidencia de la UE como baza para desgastar a Alberto Núñez Feijóo y su presunta “ausencia de proyecto” más allá de la “derogación del sanchismo”.
El “berrinche” y el “reproche”
[–>
Miércoles 20 de diciembre a las 12.00 horas de la mañana. El presidente del Gobierno comparece en el Congreso de los Diputados para hacer balance del semestre español. Sánchez ha pronunciado a primera hora un primer discurso basado en los hitos alcanzados en Bruselas. Sostiene que “ha sido un verdadero éxito” que ha tenido como colofón la elección de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Pero ahora acaba de escuchar la réplica de Feijóo, centrada en los ataques al nuevo Gobierno por sus pactos con los independentistas catalanes y vascos (de la ley de amnistía a la moción de censura de Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona con apoyo del PSOE), así que el líder socialista decide contestar a su principal adversario volcándose en las carencias de las que presuntamente adolece.
No es un argumento novedoso. El PSOE ya ridiculizó al líder del PP en junio, tras el batacazo sufrido en las elecciones autonómicas y municipales y nada más anunciar Sánchez el adelanto de las generales, por su escaso dominio del inglés. Pero esta vez Sánchez cuenta con otros argumentos.
“Esta comparecencia tiene un objetivo concreto: informar de la presidencia española de la UE. Yo tenía la esperanza de que usted, señor Feijóo, fijara posición, que dijera algo, alguna propuesta de enjundia, alguna visión de futuro”, dice desde la tribuna de la Cámara baja. “No sabemos la posición del PP sobre la ampliación de la UE, sobre inteligencia artificial, sobre autonomía estratégica abierta, sobre Israel y Palestina o sobre el pacto migratorio. No hay absolutamente nada en su intervención más allá del berrinche y el reproche. Parece que estas cosas no tienen importancia para usted. Se las ha despachado rapidito y con mucha prisa”, continúa.
“No creo que los españoles, votaran lo que votaran, deseen que usted suba aquí sofocado, con esa expresión de cabreo que tiene desde el 23 de julio, a intercambiar mandobles. Se puede entender el cabreo descomunal, porque esperaba otra cosa, pero han pasado cinco meses. En algún momento tendrá que aceptar los resultados. Usted no puede pasarse cuatro años diciendo que ganó las elecciones y que no gobierna porque no quiere”, concluye el presidente.
“Feijóo no tiene ningún proyecto”, insisten en la Moncloa. Salvo episodios de tanta relevancia como la guerra de Irak, la política internacional suele dejar una huella escasa en la arena nacional. Pero los colaboradores del presidente consideran que deben mostrar las deficiencias de Feijóo. Dentro de poco más de cinco meses, Sánchez se volverá a medir con él, a través de sus respectivos candidatos aún por designar, en los comicios europeos.