Según ha confirmado el propio PP en un contacto informal con periodistas, este partido, que hasta ahora se había mostrado en público muy crítico con los indultos a los condenados por el procés -no así en privado- podría estar dispuesto a plantearse dicha medida de gracia para los dirigentes independentistas. No se trataría de un indulto anticipado, una posibilidad contemplada en la Ley del Indulto de 1870 y referida a delitos de naturaleza política, y que de haberse aplicado ya, podría haber ahorrado muchas complicaciones sino de un indulto post sentencia condicionado al arrepentimiento y al compromiso de no volver a rebasar los límites del Estado de Derecho por parte de los beneficiarios. Y aunque esta posibilidad parece difícil porque que Carles Puigdemont y el resto de dirigentes independentistas huidos han descartado siempre entregarse y someterse a la justicia española, a la que consideran ilegítima y responsable de cometer ‘lawfare’, el hecho de que el PP haya reconocido la necesidad de avanzar hacia la ‘reconciliación’ supone un avance sustancial en la posición defendida por los conservadores y quizás el inicio de la única senda posible para que la ‘reconciliación’ sea verdadera y no un mero ejercicio de supervivencia política. Al fin y al cabo solo una medida que incorpore a PP y PSOE por la parte estatal y a Junts y a ERC por el lado del independentismo gozará de la legitimidad suficiente como para garantizar su aplicación y durabilidad.
Ahora bien, esta senda de reconciliación entre independentistas y no independentistas, pero también entre no independentistas solo será factible si se acompaña del esfuerzo de unos y otros por evitar unas prácticas que siguen inflamando la situación y degradando las instituciones. El PP contribuyendo a judicializar la política obviando que la investigación y persecución de eventuales delitos no depende de la posición y actos partidistas. Y eso es justamente lo que ha hecho esta semana instando al Parlamento Europeo a pronunciarse a favor de investigar la trama rusa del ‘procés’, algo que ha merecido una contundente respuesta de Puigdemont afirmando que si Feijóo hubiese sido presidente gracias a sus votos eso nunca hubiese sucedido y amenazando veladamente con que ‘todo se sabrá’ en clara alusión a la posibilidad de revelar el contenido de las conversaciones entre Junts y el PP previas a la investidura. Y el PSOE tratando de tramitar una incierta ley de amnistía, retorciéndola a golpe de decisiones judiciales y entrando en un peligroso enfrentamiento con ese poder, e incluso amagando con retorcer otras leyes, por interés particular.
Para muchos es mejor vivir del ‘procés’ o contra el ‘procés’ pero el interés general exige, tras una década perdida, poner el contador a cero. La judicialización divide y la amnistía también. En cambio, tras las declaraciones de Feijoo, el indulto, quien sabe si incluso el anticipado, puede ser no solo una tercera vía que conduzca a la reconciliación sino también un recurso para unos dirigentes en un callejón sin salida.