The organ grinder of Montmartre, by Javier Puga Llopis

Photo by the author. / CEDIDA

Me gustan las mañanas en Montmartre. Bajo la rue Burq, donde asoma un castaño esplendoroso hoy desnudo, y aterrizo en Abbesses, su vena cava. El barrio ha perdido algo de la mala nota de hace unos años, esa que sólo tienen las ciudades que merecen la pena, manteniendo su bohemia frente a París, esa gran villa burguesa a los pies de la colina, ese socio ineludible. La plaza de Pigalle une y separa la historia de estas dos ciudades, pues Montmartre se considera serenísima república frente al tráfago de la capital de Francia.

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