Ni una sonrisa mostró Vinicius Jr. durante todo el partido. Ni una. Ni cuando saltó al terreno de juego, ni cuando un error suyo provocó el primer gol local y ni tan siquiera cuando marcó su primer gol o el también suyo del empate final. Su primer tanto, por cierto, dio vida a un Madrid inicialmente fallón ante un Valencia que le salía todo de cara, pero que no pudo irse al descanso con un dos cero que podría haber resultado definitivo.
Vinicius es tan buen futbolista como maleducado. Dedicó los goles a la afición valenciana en una clara e innecesaria constante provocación. No sabe ni puede retenerse y obliga a sus compañeros a protegerle constantemente. Al final del encuentro tuvieron que llevárselo a los vestuarios para evitar daños mayores. Eso sí, sin hacer un buen encuentro fue decisivo.
De cualquier manera, en Mestalla fue tan protagonista Vinicius como Gil Manzano. El VAR, en esta ocasión no falló, tiró atrás un inexistente penalti a favor del Valencia en los últimos instantes, pero el árbitro no quiso irse al vestuario sin su habitual dosis de protagonismo. Así que pitó el final del partido un par de segundos antes de un remate de Bellingham que acabó en gol. Y, claro, como los blancos no están acostumbrados a este tipo de decisiones en contra montaron el lio.
El propio jugador inglés acabó expulsado y se vivió un tormentoso final. Habrá que estar atentos esta semana a la televisión del Real Madrid, tras el partido ya hablaban de una Liga vergonzosa, y a la presión que se ejercerá desde el club a todo el estamento arbitral.
De cualquier manera, y a pesar de todo, el empate no es un mal resultado para los blancos. Sin embargo, da vida al Barça en la Liga. Eso sí, siempre y cuando gane en San Mamés. Los azulgranas pueden colocarse a seis puntos y todavía queda por disputar un Clásico en Madrid. Pues eso, que el más beneficiado del polémico empate en Mestalla es el Barça.