La magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 9 del partido judicial de Arganda del Rey (Madrid) ha acordado este sábado la prisión provisional comunicada y sin fianza del recluso acusado de matar a su compañero de celda el pasado jueves en la prisión de Estremera, donde se encontraba como presunto autor también de la muerte de tres hermanos en Morata de Tajuña en diciembre.
Dilawar F. será investigado en esta nueva causa por la supuesta comisión de un delito de homicidio doloso, si bien esta calificación penal es inicial y podría modificarse según se vayan practicando las correspondientes diligencias de investigación en el marco de la instrucción judicial, según informa el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
La magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 9 del partido judicial de Arganda del Rey se ha inhibido a favor del Juzgado nº 8 del mismo partido judicial, que es el órgano competente en este asunto dado que era el que se encontraba de guardia en el momento de los hechos y, por tanto, el que abrió las diligencias previas y levantó el cadáver del fallecido.
Tras el suceso, el presunto homicida se encuentra solo en una celda de aislamiento con cristales, vigilancia rigurosa y cacheo especial cuando sale y entra de la misma para sus dos horas de patio diarias por falta disciplinaria muy grave. Posteriormente, pasará a primer grado penitenciario y posiblemente se le trasladará a otro penal.
La clave de la investigación es conocer el motivo del crimen, ya que en principio, según las mismas fuentes, los dos presos no tenían conflictos. De hecho, jugaban habitualmente al ajedrez en la celda. Otro punto importante es el arma homicidia. La muerte fue a golpes con un objeto contundente.
Las autoridades no han informado qué han encontrado en la celda. Por un lado, se baraja que Dilawer podría haber confeccionado un artilugio con materiales de la propia cárcel. La otra opción sería que se hubiera llevado una mancuerna, disco o material del gimnasio, lo que supondría un grave fallo de seguridad dentro de la cárcel, ya que son elementos prohibidos en los calabozos.
El ciudadano paquistaní convivía en el módulo 12, el que aglutina a los presos más conflictivos, con Ángel A.V., un búlgaro de 40 años cumplidos el pasado mes de julio que contaba con muchos antecedentes por violencia de género, agresión sexual, lesiones y robos. No ejercía de ‘preso sombra’ de Dilawar, ya que no tenía aplicado el artículo 75.2 del Régimen Penitenciario y no había riesgo de suicidio.
Ángel se encontraba en prisión provisionalmente actualmente en Estremera por haber maltratado cruelmente a su pareja. Había pisado ya las cárceles de Torrecica (Albacete) y la de Ocaña (Toledo) y contaba con varios informes carcelarios negativos por mal comportamiento.
Dilawar será sometido a un examen médico para evaluar su estado psicológico y descartar así cualquier tipo de enajenación mental. Al ingresar en la cárcel se le practicón un reconocimiento médico y psicológico, sin que se le detectasen enfermedades. No obstante, según algunos vecinos del supuesto homicidia, este consumía habitualmente hachís y marihuana.
Sin incidentes nocturnos hasta el crimen
[–>
El cuarto crimen atribuido a este ciudadano paquistaní residente en Argadan tuvo lugar sobre las 2.30 horas de este jueves. Nadie sabe si hubo una discusión previa, los internos vecinos de su celda solo oyeron los golpes y los gritos.
Luego Dilawar llamó a través del interfono y confesó lo ocurrido. Los funcionarios del módulo no habían observado ningún problema ni incidente durante esa noche, en las que las puertas se cerraron tras la cena con normalidad.
El sospechoso, de 42 años, llevaba desde el 24 de enero en la cárcel de Estremera. Volvió así a estar entre rejas tras dictar la orden de ingreso el juez de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Arganda del Rey, tras entregarse dos días antes ante el cuartel de la Guardia Civil de esa localidad confesando el asesinato de los tres hermanos porque no le devolvían un dinero que supuestamente le debían.
El magistrado tomó esta decisión de encerrarle provisionalmente ante el riesgo de fuga y la posible alteración y/o destrucción de pruebas. En el transcurso de la comparecencia, el detenido reconoció la autoría de los hechos, informaron en su momento a Europa Press fuentes jurídicas.
El juez le envió a la misma prisión en la que cumplió hace unos meses una pequeña condena por agredir con un martillo y patear a una de las hermanas asesinadas. Durante aquella estancia no le constan incidentes.