Aquí se mueven más las caderas en una hora que en toda la discografía de Shakira. Una se siente como la prota de ‘Dirty dancing’ intentando seguir los pasos de Patrick Swayze con andares de pato. Aún más fuera de lugar que Ábalos en el Grupo Mixto. “Estás moviendo el culo –te informa la profesora-, quizá nunca lo has hecho”. Y te enseña a hacer twerking con la misma naturalidad que si fuera punto de cruz. Es el lema de este nuevo estudio de danza: “Hacer twerk no es un crimen”.
[–>KJC Dance Movement Studio (Violant D’Hongria, 140). Es el nuevo centro de la coreógrafa y socióloga Kim Jordan. El primer centro especializado exclusivamente en twerking en Barcelona. No es solo mover el culo, no. Hace años que se habla de ‘twerktivismo‘. Una forma literal de expresar que estás hasta el culo del patriarcado.
De aquí ha salido la coreo de la ‘flashmob’ que celebrará el 8-M perreando. Han ofrecido dos talleres gratuitos. La bailarán –calculan por lo bajo- más de medio centenar de mujeres al ritmo del ‘Movimiento Social El Deseo’, de Sara Hebe. Canción reivindicativa donde levantar puños y culos.
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Kim Jordan lleva 6 años organizando coreos twerk para la manifestación del día de la mujer. Este viernes colaborará con el colectivo Feministes del Poble Sec. Harán dos pases: a las 17 y a las 17.30 horas delante de la Biblioteca Francesc Boix (Blai, 34). ¿Por qué celebrar el día de la mujer haciendo twerking? “Queremos retomar las calles con nuestros cuerpos, con nuestras danzas –responde la coreógrafa-. Nos gusta la idea de una reivindicación gozosa”.
«Coach del movimiento», se denomina ella. Kim Jordan te enseña a moverte y a concienciarte a partes iguales. “Hay mucha cultura detrás del baile”, justifica. Lo mismo da conferencias que participa en festivales culturales o monta fiestas de perreo consentido. Hace 8 años que patentó su lema: “Hacer twerk no es un crimen”. Desde entonces, ha formado a unas 50 instructoras de 9 países y ha desengrasado las caderas de miles de alumnas: desde peques de 7 años hasta mujeres de 60 y pico. En sus clases –apunta– «hay un poco de terapia». Ayuda a activar “una zona donde suele habitar culpa y miedo”.
Las “danzas del culo”
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En las clases de Kim no solo se hace twerk. Esto es booty dance. «Las danzas de culo», que dice ella. “El twerk es uno de muchos movimientos que trabajamos –detalla-. Sigue siendo el movimiento fundamental, pero trabajamos corrientes distintas”. Del New Orleans ‘bounce’ al trap.
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El nuevo estudio ofrece clases semanales, fiestas privadas, incluso tiene un programa adaptado a embarazadas. “Me llegan testimonios brutales e inesperados de experiencias de transformación –cuenta Kim-: reglas menos dolorosas, relaciones íntimas más placenteras, aumento de fertilidad….”.
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Muchas alumnas le dicen: “Yo siempre intentaba esconder esa zona de mi cuerpo. Con esta clase no la escondo, sino que la celebro». Y sí, es verdad: te ves mejor en tu cuerpo. “Al activar esta zona donde desarrollamos la sexualidad la normalizamos –justifica la coach-, la convertimos en un espacio de autoconocimiento, salud, diálogo y diversión».
¿El twerking puede ser feminista? «Sí –asiente Kim–. Pero hay que practicarlo siempre con responsabilidad social y respeto a sus orígenes. No es una danza elitista, es una danza de celebración en comunidad, para todes“». Eran danzas tribales/ancestrales –explica- que se extendieron por el mundo con la diáspora africana. “Para celebrar las bodas, los cumples, rituales para inducir la fertilidad –enumera-, para reforzar los músculos pélvicos después del parto. Hay un montón de usos y motivos”.
Y sigue en evolución constante, apunta Kim. “El twerk estadounidense como lo conocemos hoy en día tiene sus influencias en el oeste de África, en la cultura ‘bounce’ de Nueva Orleans y de las strippers negras de Atlanta”.
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A estas alturas, se pueden encontrar en Barcelona más de una veintena de escuelas con clases de twerking solo de un vistazo de Google. Hay quien se apunta por activismo, o por el trabajo del suelo pélvico o simplemente porque les gusta «mover el culo». En cualquier caso, enseguida descubres que ahí dentro tienes tres músculos hasta ahora inertes. «Gluteus maximus, medius y minimus», se ríe Kim. Suena a peli épica de romanos. Ella asiente: «Es mucho poder aquí», se señala el trasero.