The Ábalos advisor’s plot sold masks to the Interior for 3.27 euros each

Los pertrechos de mascarillas en la Guardia Civil y la Policía amenazaban con agotarse en unos días. Cada agente debía estirar la duración de su mascarilla más allá de lo aconsejable. Los sindicatos denunciaban a la Inspección de Trabajo el peligro de contagio que corrían los policías. En las cárceles, aún más tensión: sin mascarillas en recintos cerrados y densamente habitados, donde la propagación del virus podía ser fulminante, los funcionarios de seguridad penitenciaria advertían del nerviosismo de los presos y preveían motines. Si había un ministerio especialmente afectado en el marzo del covid, ese era Interior. En ese contexto, el ministro Ábalos dijo: “Koldo tiene un contacto…”

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