Habrá ley de amnistía. Carles Puigdemont lo ha dado por hecho en su discurso ante el Consell de la República en plena cuenta atrás para sellar un acuerdo con el PSOE. Se trata, ha defendido, de una “nueva etapa” para dejar atrás la “losa de la represión y del exilio”, pero también una nueva etapa en la que ha dejado claro que no habrá tregua para lograr la independencia y que, por lo tanto, no estará exenta de confrontación. De hecho, el expresident no ha dudado en llamar a prepararse para una “unilateralidad” que esta vez, ha advertido, no tiene que ser meramente declarativa, sino que hay que llevarla a cabo a la “práctica” si el Gobierno no concede un referéndum de autodeterminación.
La acusación de terrorismo por parte del Tribunal Supremo azuza el cierre del pacto con los socialistas la semana que viene, con los que han mantenido un estira y afloja precisamente para que este delito quede exonerado por completo con la amnistía. Pero Junts tiene que atender también la urgencia electoral en un momento en que la lista cívica de la ANC trata de tomar impulso mientras la entidad acusa tanto a Junts como a ERC de negociar con el PSOE. De ahí que Puigdemont haya preparado el terreno para proyectar que el acuerdo por la amnistía no es ningún caso una renuncia, sino la vía para “facilitar las condiciones” para lograr la independencia ahora que la batalla “antirrepresiva” podrá dejar de ser la “prioridad”.
Unidad antes del verano
[–>
“Mientras el Estado español, se niege a resolver la demanda democrática del pueblo catalán, tenemos el derecho y el deber de prepararnos para una unilateralidad práctica que debe hacer materialmente posible la independencia”, ha asegurado desde el acto celebrado en Latour-Bas-Elne (Francia). Un trayecto para el que ha invocado por enésima vez la “unidad” del independentismo, pero esta vez con un horizonte en el calendario: debe ser antes del verano, un tiempo en el que “pasarán muchas cosas”.
Más allá de la amnistía, su plan es volver a ser candidato en las elecciones europeas del 9 de junio -con la incógnita en el aire de si podrá volver a Catalunya o no en los próximos meses-; y habrá después unas elecciones catalanas cruciales para Junts. La apelación a superar la “desunión” no tenía esta vez tanto a ERC como destinatario -que también-, sino a los independentistas que cargan contra los dos principales partidos por haberse situado en una tesitura pactista con el PSOE y que pueden moverse entre la abstención y nuevas opciones que tratan de abrirse paso. Ese es, ha subrayado, la “madre de todos los males”, y ha defendido que el Consell de la República es la herramienta que, por encima de partidos y entidades, debe servir para “recoser”.
“La confrontación no ha acabado”
[–>
Con su discurso, Junts le ha venido a decir a Pedro Sánchez que habrá pacto para la amnistía, pero que eso no supone amansarlo ni a él ni a su partido, del que depende para continuar una legislatura que ya se ha encargado de dejar claro que no tiene ningún compromiso de sostener. Si lo que pretenden los socialistas es que la amnistía desactive el ‘procés’, Puigdemont ha dejado claro que por su parte no será así. “La confrontación no ha acabado, la represión no acabará tampoco por más leyes que hagamos”, ha sentenciado, además de advertir que está dispuesto a hacer “los sacrificios que haga falta” para hacer frente a un Estado que no tiene problema en “saltarse el estado de derecho” cuando se trata de defender la “sagrada unidad de la patria”.
No ha faltado la pulla a los republicanos cuando ha dejado caer que hay quien se ha rendido “a cambio” de otras cosas, pero que ese no es él. “No nos han doblegado ni, con los servicios secretos, con los teléfonos pinchados, con la policía inventando informes y teniendo a jueces disparando a matar“, ha espetado. Y por todo ello ha pedido al independentismo un esfuerzo para cerrar los años de “duelo”, “derrotismo” y de “lamentaciones” para que sea ahora la autoestima la que lleve las riendas.
Relanzar su plataforma
[–>
Puigdemont tiene como objetivo relanzar el Consell de la República como su principal plataforma -no ostenta cargo orgánico en Junts pese a tener una total ascendencia- tras una etapa de conflicto interno -hace un mes dimitía el propio Lluís Llach– en la que un 4% de sus miembros llegó a votar para pedir al expresident que bloqueara la investidura de Sánchez. Reelegido como presidente del organismo creado hace cinco años para la internacionalización del conflicto, Puigdemont ha pedido ahora que el trabajo se centre a la interna para que todo el independentismo hable “en una misma conversación”.