In the wake of what happened in various European countries, the Spanish farmers They have been mobilizing for two weeks make their demands heard. They complain about the unfair competition exerted by agricultural products of non-EU origin as a consequence of demanding and convoluted European legislation more concerned with the environmental agenda than with the survival of the primary sector, despite the old CAP.
They also do it because of the difference in prices between what farmers receive, sometimes even below costs, and the increasingly high prices paid by the final consumer, a difference that they consider excessive no matter how much there are transportation, storage, packaging and distribution costs. And finally, they protest the increasing bureaucratization to which they are subjected by administrations, something that forces them to dedicate a very important part of their time to these processes.
This, however, although the farmers have been the first to raise their voices en masse, This is not the only sector affected by the excess bureaucratic burden, which, contrary to what this organizational model anticipated, not only does not contribute to the improvement of efficiency and productivity but worsens it.
La administración burocrática, a pesar de la carga peyorativa que este concepto tiene en nuestro imaginario colectivo, como muy bien explicó Max Weber, era un modelo de organización y funcionamiento del Estado basado en la existencia de unos procesos estandarizados y tasados, con un fuerte componente jerárquico, que buscaba reducir al máximo la arbitrariedad de los poderes públicos y por tanto el nepotismo y el clientelismo.
Estaba concebido con la idea de aportar seguridad y previsibilidad al administrado y quedaba legitimado por la racionalidad legal. No obstante, la complejidad de los procesos, sobre todo a partir del momento en que el Estado asumió cada vez más competencias, cuestionó la eficiencia del modelo que progresivamente fue suavizando sus rigideces.
Pero los rasgos esenciales del modelo persisten y como consecuencia del proceso de integración europea la carga burocrática que tiene que asumir los administrados ha ido en aumento, dando lugar a un curioso proceso de externalización burocrática. Además, el aumento de la complejidad de muchos de esos procesos, difícilmente asumibles por parte de los interesados -particulares o administraciones públicas- ha generados una floreciente industria de consultoría que ayuda a las pobres damnificados a superar las trabas burocráticas.
Así multitud de empresas privadas se han especializado en ayudar a elaborar, tramitar y gestionar peticiones y proyectos o en ofrecer formación al respecto generando, paradójicamente, una privatización de la gestión administrativa. Curiosa forma de neokeynesianismo basado en incentivar al sector privado con tareas que no solo son propias del público sino su misma esencia.