Un año antes de que la Policía entrara en cuatro “epicentros de evolución interior” de la mayor secta de ayahuasca y detuviera a 18 integrantes, la Fiscalía de Menores recibió un informe de la Delegación de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Marbella que alertaba de que había “menores en riesgo” dentro de Inner Mastery, según ha podido saber
CASO ABIERTO
, el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.
Esa denuncia, surgida a raíz de una intervención que el Equipo de Menores del ayuntamiento llevó a cabo con los hijos, menores de 12 años, de dos seguidores del grupo, fundamentó junto con otro informe elaborado por el Centro de Atención de Adicciones de Marbella, la intervención de la Policía Nacional en el marco de la ‘operación Kambó’, desarrollada el pasado junio en Madrid, Málaga, Ibiza y Gerona pero dada a conocer este mes.
“Dos mamás”
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“Bajo la excusa de la libertad de crianza y del respeto a las decisiones del menor, se pueden estar cometiendo importantes negligencias con los menores en el grupo”, advierte uno de esos informes en poder de la policía y del juez. El escrito, firmado por el responsable del Programa de Dependencias Grupales del consistorio marbellí, José Miguel Cuevas, informa de que algunos adeptos de Inner Mastery tienen a sus hijos “sin escolarizar” o con “importantes absentismos escolares”, según los indicios y testimonios recabados por los expertos.
Señala que se han detectado “problemas de socialización” en esos menores y advierte de que podrían encontrarse en serio “riesgo de aislamiento”, además de estar expuestos a “graves riesgos para la salud” al tener “acceso a drogas en sus propios domicilios”.
“Existen indicios y testimonios de que hay menores que quedan con mucha frecuencia a cargo de terceras personas. Por ejemplo, hay menores que llegan a expresar con naturalidad que tienen ‘dos mamás’, refiriéndose como ‘mamá’ a una cuidadora o integrante del grupo, frente a su verdadera madre, que parece que no vivía en el mismo domicilio”, explica el especialista, experto en tratar a víctimas de sectas y a sus familias.
Alerta de un colegio
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“Hay que tener en cuenta que en estas organizaciones resulta frecuente que el beneficio del grupo (y los intereses del líder) estén por encima de todo, también por encima de las necesidades de los menores. En concreto, en este grupo existen testimonios e informes que apuntan a que los menores han sido trasladados de forma abrupta de un sitio a otro, que algunos están desescolarizados o con importantes absentismos escolares”, expone. En este sentido, el informe recoge la denuncia de un colegio alertando del “incumplimiento de las normas del centro” por parte de varios alumnos y “la falta de interés” de sus tutores legales”, seguidores de Inner Mastery.
El equipo directivo de ese centro llegó a poner en conocimiento de Derechos Sociales que los niños “no vestían de forma adecuada” o “dejaban de ir al colegio porque al menor no le apetecía ir”.
“Niños presentes en rituales”
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El informe del Centro de Atención de Adicciones de Marbella también hace constar su “preocupación” porque “las tomas de ayahuasca, kambó y de otras drogas consumidas por los seguidores de Inner Mastery se realizan en domicilios en los que hay menores conviviendo“. Y añade que “estos consumos se realizan por parte no solo de personas del sistema familiar de los niños, sino en rituales donde decenas de personas están expuestas a los efectos de estas drogas. Hay testimonios que describen que los menores están en habitaciones contiguas en dichas tomas, también testimonios que afirman que los niños están presentes en el momento del ritual“.
Los especialistas recuerdan que lo que los integrantes del grupo conocen como “recursos ancentrales” se trata en realidad de “drogas alucinógenas”, y que estas “pueden provocar consecuencias en cierto modo impredecibles en personas habitualmente vulnerables que acuden a los retiros por supuestos problemas de salud mental“. Por eso, “no se puede descartar que los menores puedan sufrir consecuencias derivadas de accidentes provocados por la toma de drogas alucinógenas por parte de los adultos”, afirman. Hace unos días, CASO ABIERTO publicó el testimonio de una exadepta de Inner Mastery que describió cómo, durante el tiempo que estuvo dentro del grupo, “había brotes psicóticos en todos los rituales”.
Además, esas drogas están “presentes en el domicilio y pueden ser accesibles para los menores”, según el informe. Al menos “los días en que se practican rituales”. Sustancias que son “ensalzadas por los integrantes de Inner Mastery, que las consideran ‘medicinas para el alma o para el espíritu’, lo que conlleva un mayor riesgo de consumo por parte de los menores“, además de que “podrían estar creciendo en un ambiente en el que se ensalza y se defiende abiertamente el uso de drogas ilegales, todo en un ambiente muy místico y alternativo que se opone a las normas del mundo social”, añade.
Sexo y ayahuasca
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El youtuber Carles Tamayo se infiltró en una comuna de Inner Mastery en 2022 y fue testigo de cómo vivían los menores: “Lo primero que me sorprende al llegar a la comuna es constatar que hay varios niños allí, a pesar de ser jueves por la mañana… niños, con el riesgo que supone para un menor estar en un entorno como este”, explica en uno de sus vídeos, en el que una exadepta del grupo asegura que allí “los niños ven cosas que no deberían ver: por ejemplo, gente que está bajo los efectos de la ayahuasca y está teniendo sexo“.
Según los informes enviados a la Policía y la Fiscalía, Inner Mastery “ofrece pseudoterapias de crecimiento personal“: “según aseguran, trabajan con un equipo de más de 200 profesionales de la salud, pero no muestran ningún número de registro sanitario en la web y no tenemos constancia de que tengan actividad sanitaria registrada. De hecho, como ‘Inner Mastery’ no consta ningún centro sanitario en Andalucía, a pesar de que en Marbella sí han tenido una sede en la que realizan actividades pseudosanitarias”.
El responsable del Programa de Dependencias Grupales de Marbella critica “la paradoja de que ofrezcan tratar adicciones a través del consumo de drogas, en un supuesto entorno controlado y asistido, pero que, según parece, no tiene ninguna autorización sanitaria, siguiendo unas prácticas más cercanas al chamanismo y el sectarismo que al de una práctica sanitaria”.