Una nueva investigación acaba con la idea de que las mujeres usan más su apariencia física para avanzar en sus carreras profesiones al mostrar que, en realidad, son ellos los que en verdad sacan más beneficios de ser los atractivos de la oficina. Este trabajo, en el que participaron más de 11.000 estadounidenses y que se realizó durante 20 años, ha descubierto que los hombres guapos tienen más probabilidades de conseguir mejores empleos y ganar más dinero que las mujeres que también son atractivas.
Para llegar a esa conclusión, los sociólogos Alexi Gugushvili y Grzegorz Bulczak registraron la información demográfica y el estatus socioeconómico de los participantes. Después, pidieron a los voluntarios que calificaran el atractivo físico de los participantes en una escala de cuatro puntos: muy atractivo, atractivo, poco atractivo y muy poco atractivo. En el informe, ambos explicaron que decidieron basar la investigación en el atractivo percibido de los adolescentes, ya que los adultos tienen mayores medios económicos para manipular o mejorar su apariencia física (por ejemplo, con “peluquería de calidad, membresía en gimnasios o cirugía plástica”).
Dos décadas después, cuando los participantes ya habían llegado a la treintena, los investigadores compararon las puntuaciones de atractivo de los voluntarios de 15 años con su situación profesional actual. De esta forma, descubrieron que aquellos que habían ascendido más rápido, y que ganaban más, eran los que habían sido considerados “muy atractivos” de adolescentes.
El caso de las mujeres
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Por su parte, las mujeres guapas tenían cierta ventaja sobre otras mujeres menos atractivas, pero no tanta como ellos. “Esto sugiere que para los hombres, ser atractivo juega un papel importante en el éxito profesional, ya sea para obtener un aumento, un ascenso o el acceso a trabajos más competitivos”, indica Gugushvili.
Además, los investigadores descubrieron que el atractivo de las mujeres se caracteriza típicamente por rasgos como ser pasiva, agradable, tierna y amorosa. Gugushvili también señala que algunas culturas corporativas favorecen los rasgos masculinos, por lo que, si bien se espera que los hombres lideren con decisión, a ellas se les disuade de aceptar trabajos con un alto nivel de autoridad.
“Por un lado, se argumenta que el atractivo físico juega un papel más importante para las mujeres porque invierten más tiempo y recursos en mejorar su apariencia y tienen mayores oportunidades para explotarlo en diversos aspectos de la vida. Por otro, el atractivo físico podría ser perjudicial para las mujeres en entornos donde ser considerada atractiva viola los estereotipos de género tradicionales. Por ejemplo, si las habilidades relacionadas con el liderazgo y la autoridad se consideran características masculinas, no se espera que las mujeres atractivas las posean. Por lo tanto, se les podría impedir ocupar puestos ocupacionales con un alto nivel de autoridad y liderazgo”, indican.
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En otras palabras: ser una mujer atractiva no es compatible con los estereotipos y expectativas que aún están arraigados en mucha gente sobre cómo tienen que ser los líderes empresariales.