“Muchos litros de leche por día para todos sus bebes grandes”. “Tenemos una linda y tierna vaquita lechera esperándolo, ella tiene mucha leche para darle a todos los que la visiten”. “Anunciamos el retorno de la Diosa Carmina (a punto de dar luz o con bebé recién nacido, otra vez)”. “Tras un merecido descanso postparto, está nuevamente activa…”. Se hacen llamar nodrizas, amamantan directamente de su pecho, pero su público no son bebés.
Les llaman vampiros blancos. Tienen edad de suficiente para conectarse a internet. Son hombres, adultos. Buscan, seleccionan, pagan y escriben a la perfección sus reclamos: “Busco una chica que esté lactando para probar y beber directamente del envase”. Esteban es uno de ellos. Es lactófilo y forma parte del batallón de vampiros que invaden la red.
Fantasía sexual
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Su fantasía sexual está relacionada con la leche materna. Se excitan bebiendo o succionando directamente leche de una mujer. Aunque la gran mayoría vaga en solitario, su parafilia ha dejado de ser un tabú. Muchos se “reunen” en un grupo oficial que se promociona en Internet: Amamanta.me. No es el único, hay más.
“¿Te gustaría beber la rica leche materna de una mamá lactante?”, es su principal clame. Aunque su sede está en Perú, se mueven por todo el mapa. Laura, española, fue la primera nodriza de la autodenominada hermandad en nuestro país. El lugar de encuentro era el Hotel Ibis Barcelona Mollet (en Mollet, Barcelona). Ingresó como nodriza cuando estaba embarazada de ocho meses.
Dejó de serlo a finales del pasado año. Tenía un niño lactante de un año y 9 meses. La baja es una cuestión física, agotado el tiempo de lactancia, no puede seguir más. Están en búsqueda de mamás nuevas, en cuanto la tengan, lo anunciarán. Cuando la falta de nodrizas en una zona concreta se dilata demasiado, mamás de otras zonas viajan en los denominados tours.
Los vampiros también se agrupan en foros privados, pero pagar a Amamanta.me permite acceder de forma directa (y más rápida) a un book. Entre sus objetivos no está el sexo, aseguran, solo buscan “hacer realidad su sueño de lactar de unos pechos llenos de leche materna“, pero la membresía da derecho a la elección de nodriza, vídeos, clips y relatos eróticos. El coste por sesión con la nodriza suele ser 80 euros por 30 minutos, se le paga directamente a ella. Hay otro coste por pertencer al club. El hotel, donde generalmente se queda, se paga aparte. No hay contacto directo entre lactantes y mamis, el nexo de unión es el club.
A las nodrizas se les pide que sean “chicas de casa”, que “tu bebe tenga máximo 8 meses, o estés muy próxima a dar a luz, para que puedas comenzar semanas después del parto”
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Aseguran que las nodrizas son “chicas sanas, de casa y dedicadas 100% al cuidado de su bebe”, pero la prueba que se hace a las mujeres consiste en un cribado para confirmar un negativo en VIH. Nadie sabe si beben, fuman, tienen una dieta saludable o vida de riesgo. Sí exigen (y controlan), en cambio, “tener buena presencia, ser amable, estar en periodo de lactancia, que tu bebe tenga máximo 8 meses o estés muy próxima a dar a luz, para que puedas comenzar semanas después del parto”. Es “fundamental disponer de tiempo libre para poder acudir a las citas que los socios vayan requiriendo”, ya que si se pacta una cita y no se asiste “tu imagen quedaría afectada y eso va en contra de ti misma”, rezan las normas del club.
En páginas de maternidad se ha lanzado un aviso: los lactófilos contactan con mamás que no forman parte del negocio, las persiguen (en la red) y ofrecen dinero para hacer realidad sus fantasías
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Los vampiros esperan la llegada de nodrizas en España. Mientras lo hacen, buscan en otros foros su fetiche. En páginas de maternidad se ha lanzado un aviso: los lactófilos contactan con mamás que no forman parte del negocio, las persiguen (en la red) y ofrecen dinero para hacer realidad sus fantasías. Suelen empezar la conversación haciéndose pasar por padres, sanitarios o estudiantes de nutrición, para ir subiendo el tono de las preguntas. Se recomienda que, ante estos casos, las mamás acosadas lo pongan en conocimiento de la Policía o la Guardia Civil.
Mamás que venden su leche
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“Soy una madre con un bebe de seis meses que toma la misma leche, está súper sano. Mi alimentación es muy buena, no fumadora y no bebo alcohol”. Se llama Sandra y vive en Barcelona. Ofrece 100 ml de leche materna en fresco por 30 euros. Baja a 20 si es congelada. “Vendo excedente de leche de muy buena calidad”. Ella dice que se llama Laura y es de Madrid. Denise la vende en Valencia, Tatiana en A Coruña. Son solo cuatro ejemplos, reales, pero no son las únicas, hay muchas más.
Sobre el papel, se dibujan nuevamente como nodrizas, aunque ellas solo venden la leche, no dan de lactar. Han encontrado un nicho de mercado en la red.
Las clientas no suelen ser otras mamás. Los consumidores potenciales, nuevamente, no son bebés. Los que compran son adultos y, según ha podido saber
CASO ABIERTO
, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, mayoritariamente cumplen dos perfiles: deportistas, culturistas, que confían en aumentar el volumen de sus músculos con el ya bautizado como superalimento natural, y los citados vampiros blancos cuyo fetiche sexual es la lactancia, pero no encuentran quién les dé de lactar.
Wallapop, milanuncios.com, Facebook, Twitter e Instagram. Sus anuncios son públicos. Entregan en mano. Todas, aseguran, que tienen leche de la mejor calidad. Todas, además, perfilan un usuario común: mujeres sanas, deportistas. No fuman, no beben y tienen sobreproducción. ¿Es real? Las autoridades alertan de los peligros de esta compra. Nunca sabes si una persona tiene un perfil real en Internet.
“Vendo leche humana”, “me interesa comprar leche materna”, “me interesa venderla para ayudar a quien lo necesite”. La mayoría de los anuncios arrancan así. Lo que antes era común en mercados como el de China o Latinoamérica, se populariza -y gana mucho terreno- en España también. Madres venden por mililitros la misma leche con la que alimentan a sus bebés. Sin controles, sin filtros y sin ningún tipo de seguridad. No parece que haya ley que lo prohíba, pero a nivel sanitario, los médicos dicen no.
La leche materna, comprada a ciegas, supone muchos riesgos. Es un alimento a la venta que no pasa por ningún control por lo que pueden transmitirse un sinfín de enfermedades. Los expertos advierten: en algunas muestras analizadas se ha encontrado sustancias químicas peligrosas como nicotina, DDT, PCBs, tricoloretileno, percloratos, dibenzofuranos mercurio, plomo, benceno y hasta arsénico. También bacterias, que vienen de las “nodrizas” directamente, o de haber roto la cadena de frío. No es raro, el tejido mamario es como una esponja, absorbe los contaminantes ambientales. Muchas muestras, además, estaban adulteradas (con agua, leche de vaca…) para poder vender más y más.
A nivel deportivo se impuso en Estados Unidos, fue una revolución, y, como todo, aterrizó también en nuestro país. La leche materna, aseguraban, aumentaba el volumen de masa muscular. Ningún experto confirma el poder atribuido a este ‘superalimento’. Discrepan, la leche materna en principio tiene menos proteína y más hidratos que la de vaca. Y el resto de nutrientes depende directamente de la dieta que ingiera la madre. No es el suplemento por el que optar.
Si hay excedente, mejor donar
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No es oro todo lo que reluce en la venta de leche online. Los riesgos son grandes, el negocio cuestionabble. Los bebés que de verdad lo necesiten pueden encontrar una solución sin pago y con total seguridad. En España existen los bancos de leche, centros especializados responsables de la promoción y apoyo a la lactancia materna, donde la leche donada por madres se recibe, procesa, analiza, almacena y posteriormente distribuye a los centros hospitalarios para alimentar a recién nacidos hospitalizados que no pueden recibir leche de su propia madre. La donación de leche se realiza siempre de forma voluntaria y altruista, sin establecer forma de pago o negocio ninguno por la donación. Los bancos de leche no comercializan la leche materna ni obtienen beneficio económico alguno de su distribución.