Marcela Ferrari (Buenos Aires, 1981) es una de las pioneras del pádel en España. Su indiscutible trayectoria como entrenadora de grandes nombres propios de este deporte como Fernando Belasteguin, Pablo Lima o Lucía Sainz, le ha valido reconocimientos como el de ser la primera mujer entrenadora de una pareja clasificada entre las 10 mejores del World Padel Tour.
¿Cómo empezó en el mundo del pádel?
Como la mayoría de personas, como un ‘hobby’, hará unos 18 años. Venía del tenis y me invitaron a jugar un partido. Me enganché y ya no he salido.
Hay muchos casos como el suyo hoy en día… ¿Por qué triunfa tanto este deporte?
En gran parte por el fuerte componente social que tiene, el conocido tercer tiempo. En segundo lugar, las dimensiones de la pista, que permiten llegar a la mayoría de bolas y que la gente enseguida se sienta cómoda jugando, y en tercer lugar, porque es un deporte en el que desde el primer día puedes competir y jugar partidos. A medida que se avanza tiene su dificultad táctica y técnica, pero de primeras es muy agradecido.
¿Qué papel juegan los torneos amateur en este ‘boom’?
Son uno de los motivos por los que se ha expandido así el pádel. La gente se lo pasa bien, aprende y disfruta. No hay que tener un grna nivel para jugar, como por ejemplo el Women Padel Oysho que tiene incluso lista de espera. Este tipo de torneos son muy necesarios y los clubes apuestan por ello para que el pádel siga creciendo.
España es uno de los países en los que más se vive este deporte.
Ahora mismo es el sitio rey del pádel. En Italia o en Suecia, por ejemplo, también ha crecido, pero no al ritmo que lo está haciendo en España. Hay muchísimo talento en jugadores profesionales y se pone mucho empeño en realizar torneos amateur. España es un mercado muy fuerte para el pádel.
¿En qué momento dejó de ser un ‘hobby’ para usted?
Nunca dudé de que quería vincular mi vida al deporte. Empecé por el pádel adaptado, me fascina que sea para todos de verdad. Y poco a poco me fui involucrando en proyectos. Yo ya era entrenadora de tenis y empecé a formarme para serlo de pádel. Empecé a competir también y fui jugadora de la selección catalana. Pero si te digo la verdad, no sé como he llegado hasta aquí, solo sé que lo deseaba.
¿Cuál diría que es el reto profesional que más ha sudado para sacar adelante?
Todos. Sinceramente. He tenido que renunciar a muchas cosas para llegar hasta aquí. Sin ir más lejos, a tener una vida familiar. Ser entrenadora de jugadores profesionales implica muchísimas horas y viajes. Llevar una escuela implica estar hasta tarde en el club… Pero siempre le he dado prioridad a mi trabajo porque me encanta y es mi forma de vida.
¿Alguna dificultad por el hecho de ser mujer?
He oído muchas veces: ‘cómo va a entrenar a ese hombre una mujer’, o ‘cómo va a entrenarle esa mujer, si yo la ganaría’. Echando la vista atrás es cuando más me he dado cuenta de estas situaciones, porque mientras ocurrían yo siempre seguía avanzando sin darle importancia sabiendo que estaba dando mi 100%.
¿Son habituales este tipo de actitudes hacia las mujeres entrenadoras?
Sí, y es extraño, porque en el resto de deportes, los entrenadores se forman y obviamente son peores que los jugadores, porque si no no estarían entrenando, sino jugando, pero nadie los juzga como menos competentes por ello. Falta todavía un poco de respeto.
¿Nota que cada vez le cuesta menos recibir ese respeto?
Sí, sobre todo gracias a la figura de Fernando Belasteguin, Pablo Lima, Martín Piñeiro o por ejemplo, ahora mismo, mi jugadora Lucía Sainz. Gracias a ellos se me respeta cada vez más, y les agradezco enormemente que hayan depositado su confianza en mí. Pero es una lástima que no se me haya respetado desde el primer momento que di clases. Agradezco también al Club Laietà, que hace 12 años aceptara el reto de tener una directora de pádel en su escuela, cuando no era nada habitual.
“Gracias a grandes jugadores a los que he entrenado se me respeta cada vez más. Pero es una lástima que no se me haya respetado desde el primer momento que di clases”
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¿Cree que habiendo tantas mujeres que juegan a pádel todavía hay pocas entrenadoras?
Va evolucionando, pero cuesta mucho. Los horarios por ejemplo te llevan a tener que elegir entre otras prioridades como tener hijos. También me sorprende que hay muchas jugadoras que siguen apostando por entrenadores cuando entre nosotras muchas veces somos capaces de desbloquearnos y entendernos mejor.
¿Ve su vida ligada al pádel para siempre?
Ahora mismo no veo otra forma de vida. Como entrenadora puedo seguir aportando mucho a muchas personas y me gustaría dar a los demás todo lo que me ha dado a mí el deporte. Aunque dejé de jugar. Llevo tiempo apartada porque soy muy perfeccionista y no estaba pudiendo dedicarme todo lo en serio que me gustaría. Por otro lado, como entrenadora, llegaba un punto en el que me pesaba demasiado oír comentarios de ‘ah, ¿pero esta es la entrenadora de Fulano?’.