Los consejos para cuidar el suelo pélvico están de moda, de hecho es frecuente encontrar datos y vídeos en las redes al respecto. El problema es la desinformación que todo ello genera. Esa es la razón por la que la santiaguesa Laura Gómez, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico que ejerce en su ciudad de origen, ha sacado a la luz un libro llamado ‘Hasta el moño del coño‘, con el que pretende ayudar a las mujeres a conocer el suelo pélvico. Con un tono humorístico y sarcástico aborda aspectos como el dolor en las relaciones, la menstruación, la menopausia o las enfermedades de transmisión sexual. Hasta su clínica llegan cada día pacientes con dudas y problemas, “muchas veces por información que extraen de redes o de la web, que agravan sus complicaciones”, explica la especialista.
Dice que las mujeres no conocemos nuestra vulva ni nuestra vagina. ¿Es debido a la sociedad machista en que nos criamos?
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Tiene bastante que ver con el tipo de sociedad en la que hemos sido criadas y, en muchas ocasiones, con nuestro sistema de creencias.
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Además insiste en que en los hombres no existe este desconocimiento de su cuerpo…
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No, y cuando observas la sociedad ya detectas la diferencia. En una playa cuando hay un niño pequeño que se toca el pene, siempre surge el típico comentario de “mira qué simpático, que se toca la cola”. En cambio si una niña se toca la vulva lo primero que se le dice es “no toques ahí, y menos con las manos sucias”. Es un doble rasero moral que demoniza muchísimo el que la mujer conozca y disfrute su cuerpo.
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Algo que me ha llamado la atención en sus páginas es que afirma que existe falta de empatía en los ginecólogos cuando una mujer acude con dolor. ¿Por qué cree que se produce esto?
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En mi opinión la ginecología es la especialidad de la medicina más machista que hay, y todo siendo la única dirigida única y exclusivamente a un género. Es una especialidad que trae una cola muy grande de prácticas abusivas hacia la mujer y sé que me haré muchos enemigos, pero es así. Muchas mujeres tienen un concepto negativo de la consulta del ginecólogo y no tendría que ser así, al revés, debería ser su zona de refugio porque trata una parte íntima.
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“Muchas mujeres tienen un concepto negativo de la consulta del ginecólogo y no tendría que ser así, al revés, debería ser su zona de refugio porque trata una parte íntima”
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¿E influye que la especialidad la ejerzan hombres o mujeres?
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No tiene que ver porque a nivel personal he experimentado un peor trato por parte de una mujer que de un hombre. Los que mejor me han tratado han sido varones.
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Dice que para la salud del suelo pélvico es vital la posición de brazos, espalda, glúteo mayor… ¿Todo está conectado?
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Sí, de hecho lo que se pretende en la medicina de la mujer es segmentarnos. Parece que nuestra pelvis, nuestro suelo pélvico… van independientes del resto de nuestro cuerpo, pero esto no es verdad. Incluso el estado emocional influye. Cada vez más mujeres llegan a consulta con problemas de suelo pélvico derivados de relaciones tóxicas que perduran en el tiempo.
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¿También es fundamental una buena alimentación?
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Sí. Tenemos un sistema mucoso común inmune. Es decir, todas nuestras mucosas están relacionadas entre sí: boca, estómago, intestino, mucosa vaginal o vesical… Y ese sistema responde a lo que nosotros ingerimos. Si hay algo que detecta como negativo, nuestro sistema inmune luchara contra él, lo que altera nuestras mucosas e influye en muchos casos en el funcionamiento de nuestro suelo pélvico. He tenido pacientes con dolores en las relaciones que se han eliminado al cambiar la alimentación.
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“He tenido pacientes con dolores en las relaciones que se han eliminado al cambiar la alimentación”
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Otro aspecto que aborda es el dolor menstrual, que la sociedad ha acabado por banalizar. Usted deja bien claro que no es normal…
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El dolor en nuestro cuerpo es una señal de alarma. Lo que no se tiene claro hoy en día es que el ciclo menstrual es un signo vital como lo es nuestra frecuencia cardíaca o respiratoria. Si a nosotros nos doliera el corazón los médicos mirarían qué pasa. Pero duele la regla y es normal.
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Incide también en los dolores en las relaciones, otro aspecto que suele normalizarse. ¿Cómo deben actuar las mujeres que los padezcan?
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Lo primero es consultarlo. Muchas veces se traslada y se banaliza pero no hay que quedarse con esa información. Tienen que buscar a un profesional especializado que las pueda orientar. En Galicia y a nivel nacional hay una asociación de fisioterapeutas especializados en pelviperineología que se llama AGAFIP, y de la que soy vicepresidenta. Eso sí, tras la consulta siempre hay que trabajar en conjunto con ese profesional porque no hay una varita mágica que lo solucione.
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Algo que también puede causar dolor pélvico crónico son las infecciones de transmisión sexual. ¿No hay suficiente información al respecto?
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Creo que no. De hecho se puede hacer la prueba en el círculo de amistades, yo lo hice, y preguntar cuántos se han realizado alguna prueba de transmisión sexual en su vida. En España considero que se hacen pocas pruebas de forma preventiva. Se hacen cuando le dices al ginecólogo que tuviste una relación esporádica y se os rompió el preservativo. No somos conscientes de que esas enfermedades se transmiten también con sexo oral o que mi pareja puede ser infiel y pasarme una infección. Una prueba cada 6 meses cortaría la transmisión de este tipo de enfermedades.
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“En España considero que se hacen pocas pruebas de forma preventiva. Se hacen cuando le dices al ginecólogo que tuviste una relación esporádica y se os rompió el preservativo”
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El cuidado del suelo pélvico siempre se asocia al embarazo o parto, aunque no es exclusivo de esta situación. ¿Cómo debe una embarazada preparar su suelo pélvico para el parto? ¿Y tras él?
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El cuerpo fisiológicamente está preparado para parir pero podemos trabajar antes del parto para identificar posibles alteraciones del tejido para evitar riesgos. Lo que sí es muy importante es la evaluación posparto y la recuperación posparto. Siempre, independientemente del tipo de parto, hay que cuidar tanto el suelo pélvico como el abdomen. Es necesario evaluarlo y asegurarse de que recupera sus funciones motoras y sensitivas. El problema es que solo nos preocupamos cuando hay pérdidas de orina.
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Deja claro que los problemas de suelo pueden venir ya desde la infancia, en concreto, desde la retirada temprana del pañal. ¿Estamos apresurando a los niños?
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La maduración completa del control de esfínteres se produce a los 6 años porque es cuando deja de crecer el cerebro en mayor medida. Les estamos pidiendo un control voluntario a niños que no tienen un sistema habilitado para ello todavía y lo hacemos por motivos de comodidad en las aulas, que es lo más grave. Además hay que recordar que las necesidades fisiológicas no se pueden postergar. No se le puede decir a un niño que se espere a llegar a casa para hacer sus necesidades. Por ello luego hay adultos que cuando van de viaje se estriñen.
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Algo que preocupa mucho son las pérdidas de orina, que se asocian normalmente al embarazo y parto. No obstante, dice que cualquiera puede sufrirlas…
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Claro que sí. Yo tengo niñas en consulta de 15 o 16 años. Muchas de estas pérdidas de orina están asociadas a prácticas deportivas o alteraciones hormonales. Eso sí, hay que tener claro que no hay ningún deporte maligno, lo que hay es un deporte mal practicado.
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Otro momento duro para las mujeres del que habla en el libro es la menopausia. ¿Puede hacerse algo para aminorar sus consecuencias?
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Sí, pero tendemos a hacerlo cuando ya estamos en la menopausia. Hay que tener claro que debemos llegar a esta etapa con un superávit muscular porque en el momento en que perdamos estrógenos, perderemos masa muscular de forma exponencial. El problema es que vivimos en una sociedad sedentaria y consumista y aun así queremos que nuestro cuerpo rinda al máximo.