Joan Laporta lleva tres años al frente del FC Barcelona y está ante uno de los momentos más delicados de su mandato por tener que tomar una decisión que debe ser trascendental para el futuro de la entidad: La elección del entrenador.
Nada más llegar a la presidencia ya tuvo que escoger entre cara y cruz con Leo Messi y el error en su elección todavía escuece hoy en día. Es más, todavía se pagan las consecuencias. Echar a Messi fue una pésima apuesta y solo hay que ver la situación económica de la entidad para darse cuenta la dimensión del error. Sufriendo y sin sacar la cabeza de dentro del agua. Al Inter de Miami, por contra, le ha tocado la lotería. Un ejemplo, el valor del club se ha duplicado con la presencia del argentino. Ha pasado de 585 a 1020 millones de dólares
El Barça sufre de esa decisión porque el club se desvinculó voluntariamente del mejor jugador de la historia y que, tras irse, aún ganó un Mundial y otro Balón de oro. Las consecuencias económicas son evidentes; las deportivas también se puede apreciar porque hubiera podido liderar esta transición con mejor tino que otros jugadores que han llegado después.
Ahora, el reto que se presenta es trascendental porque en juego hay muchas cosas que van ligadas a la elección del nuevo técnico. ¿Quién será? ¿Un alemán, con todo lo que esto implica? ¿Alejado de Cruyff?, ¿Alejado del ADN Barça?, ¿Usará la cantera? Si es un alemán, de carácter alemán… ¿Entenderá las particularidades de su presidente y de su club? ¿Y el tema idiomático?
¿Podrá gestionar todos los handicaps con los que se ha encontrado Xavi sin tener la ascendenciade éste ante la afición, directiva o medios de comunicación?, ¿Será tan respetado desde el primer momento pese a que los resultados sean malos en su inicio?, ¿Aceptará, como ha hecho Xavi, la ‘imposición’ de ciertos fichajes, caprichos o deseos del secretario técnico de turno o del propio presidentes?
Hay muchas interrogantes ante la elección del nuevo entrenador porque los nombres que se barajan no poseen una trayectoria azulgrana. Porque hablamos de los alemanes (Flick, Klopp, Tuchel, Nigelsmann…) o de italianos (De Zerbi), que no conocen en ninguno de los casos la idiosincrasia de la liga española. No es una misión fácil la que le espera al presidente que debe tomar de mutuo acuerdo con Deco.