Adiós a Bruselas. Nadie en el socialismo da un euro en este momento por el futuro político de José Luis Ábalos a corto plazo. Y en ese horizonte aparecen las elecciones europeas, previstas para el 9 de junio próximo. El exministro había trasladado a notables del partido su disposición e interés a formar parte de la candidatura del PSOE tras casi quince años en Congreso de los Diputados, pero las listas se aprobarán en abril, a la vuelta de la esquina, y el caso Koldo (por el nombre del asesor de Ábalos) está caliente, así que cualquier aspiración de mudarse a Bruselas parece inviable en este contexto. Sería una sorpresa.
La detención del hombre de confianza del dirigente socialista valenciano ha llegado en un momento en el que la figura de este volvía a despuntar, si no orgánicamente, sí públicamente, con apariciones frecuentes en programas de televisión, y cuando su sorprendente y fulminante salida del Gobierno y de la dirección del partido empezaba a quedar lejos.
Aquello fue en julio de 2021 y generó un mar de dudas por lo inesperado y radical de la decisión (destituido simultáneamente del ministerio y de la secretaría de Organización del PSOE), y por tratarse de quien hasta ese momento había figurado como uno de los puntos de apoyo de Sánchez. Ábalos fue el único secretario provincial socialista (lo era por Valencia) que en 2016 se puso al lado del defenestrado secretario general y lo acompañó de cerca en el proceso de reconquista del liderazgo del partido.
El exministro ha asegurado que no piensa abandonar su escaño en el Congreso. El partido tampoco se lo ha pedido de momento. Pero todo dependerá de la evolución de los acontecimientos judiciales. Los indicios, por ahora, son de aislamiento. El mensaje que trasladan los miembros del Gobierno es de tolerancia cero a la corrupción y de respeto a la actuación de la justicia. Y, en especial, que nadie sabía nada; que nada de lo de ahora tuvo que ver con la salida del poderoso ministro del Ejecutivo, que se produjo dentro de una remodelación más amplia del gabinete. Ese es el discurso oficial. Al tiempo, no hay declaraciones explícitas de apoyo al exsecretario de Organización.
Sucede que el asunto es especialmente sensible: una posible trama de mordidas en la compra de mascarillas en los momentos más duros de la pandemia. Y el que está en todos los focos es quien fue mano derecha y persona de total confianza de Ábalos.
El dirigente valenciano volvió a hablar, pero su mensaje ha pasado de ser político (sorpresa ante lo sucedido y explicación de que Koldo García propuso a empresas para los contratos), como lo fue cuando estalló el caso, a jurídico (respeto a la presunción de inocencia y al secreto del sumario).
Ábalos es un político de largo recorrido, de los que sabe en toda carrera hay picos y valles, de los que sabe que casi siempre hay opción de recuperarse. Perdió por nueve votos el liderazgo del PSPV en un congreso y años después llegó a lo más alto, a la secretaría de Organización en Ferraz. Y tras la caída de 2021 asumió un perfil bajo en el Congreso. Ahora empezaba a dar por cerrada esa etapa y se mostraba como un activo de cara a las elecciones europeas. Es casi seguro que el caso Koldo arrastre esa aspiración. Está por ver si resiste en el Parlamento o si, cerca de cumplir los 65 años, ha de empezar a pensar en la retirada.