Los integrantes de la presunta trama de corrupción en la compra de mascarillas desarticulada en el caso Koldo sabían que estaban siendo investigados en los primeros días de este mes de febrero, poco antes de las detenciones que les llevaron el pasado jueves ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. Pero ya estaban con ‘la mosca detrás de la oreja’ desde el pasado otoño, cuando el empresario al que los investigadores sitúan en la cabeza de la organización criminal y el hombre al frente de Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, Juan Carlos Cueto, conoció que su socio y presidente del club de fútbol de Zamora, Víctor de Aldama, había sido citado por Hacienda en relación con sus negocios.
La querella presentada por la Fiscalía Anticorrupción incluye varias referencias al papel de Aldama como “comisionista”. Una de ellas en la conversación mantenida entre Cueto y una empleada de Aldama el 3 de octubre del pasado año, sobre la cita que el dueño del club de fútbol zamorano tenía unas semanas más tarde, el día 18, en la Agencia Tributaria.
Ambos convenían en que debería ir asistido de un abogado y habiéndose preparado el asunto previamente. A lo largo de la llamada, intervenida por la Guardia Civil, Cueto llega a afirmar: “…como vaya alguien allí y empiece a largar y rajar, tiene un problema...”. Según los investigadores, ese miedo podría estar ligado a que
Aldama fuera considerado un comisionista
a ojos del fisco, tal y como también comentó en conversaciones intervenidas con otro de los empresarios imputados en el caso.
“Es por culpa del perro”
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Pero el aviso más directo lo sitúan los investigadores el pasado 3 de febrero, en una conversación intervenida entre Koldo García y Rogelio Pujalte Martínez, el administrador del depósito judicial de Murcia que según la querella recibió un ingreso de 100.000 euros procedentes de una empresa controlada por Aldama. En dicha conversación, el murciano avisa a Koldo de que no utilice en sus dispositivos móviles la aplicación de mensajeria instantánea Telegram, a lo que éste contesta que nunca lo ha hecho y añade, para tranqulizarle y que no se preocupe: “Lo sé todo” y también “que están, cómo están, cuando están”.
Todo ello, según Koldo, “es por culpa del perro”, en alusión a Aldama. Como respuesta, Rogelio afirma: “Yo cuando me dicen ‘po de ti’ pues ‘po lo’ primero que hago es ponerme en contacto”. Por ello, la Guardia Civil infiere que “Rogelio está avisando a Koldo que están siendo objeto de investigación.
Medidas de seguridad
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Koldo y Cueto se reúnen de forma habitual en una marisquería situada en el centro de Madrid, La Chalana, a lo largo del último año, el lugar donde los investigadores habían colocado micrófonos. Pero los agentes se dieron cuenta de que el exasesor ministerial había comenzado a adoptar medidas de seguridad en sus encuentros. Así, se valía de su esposa para contactar con personas de su círculo social y ciertos temas de conversación prefería tratarlos en persona, “independientemente del lugar de residencia de los interlocutores y de la duración del encuentro”.
A pesar de tener la residencia en Polop (Alicante), uno de los encuentros que Koldo mantuvo con Cueto fue en medio de la calle Génova el pasado 16 de febrero, tan solo un día después de verse en La Chalana. Se trató de un breve encuentro que apenas duró siete minutos. El hombre de confianza de Ábalos fue detenido cinco días después por la Guardia Civil.