A Juanjo Puigcorbé le ha tocado el papel de villano en ‘Entre tierras’, el nuevo drama de Antena 3 para las noches de los jueves. El actor catalán interpreta a don Ramón, un cacique manchego en la España de los años 60 que tiene un objetivo muy claro en la vida: encontrar un heredero para su latifundio. Y hará todo lo posible para conseguirlo, incluso comprar a una mujer (Megan Montaner) para que su sobrino (Unax Ugalde) le asegure la ansiada descendencia.
“Mi personaje es como un padrino, pero en el ámbito familiar. Un hombre despiadado y cruel, poco cultivado, que prácticamente no tiene relación con nadie y que, poco a poco, vas comprendiendo por qué se comporta así”, resume el intérprete, que asegura que aunque últimamente ha conocido a mucha “gente mala” no se ha inspirado en ellos para este papel. “La verdadera maldad está oculta, siempre se pone una careta. A don Ramón, en cambio, ya lo ves venir”, explica.
Su fichaje por la serie de Antena 3 le ha servido para retomar una carrera que llevaba un tiempo estancada después del mal trago sufrido tras su paso por la política. En 2015, ERC lo captó como número dos de su lista por la capital catalana. El intérprete se convirtió así en concejal de Cultura de la Diputació de Barcelona, pero en 2018 un informe interno que le acusaba de maltrato laboral y que el actor califica de “canallada de primer orden” le hizo saltar de su puesto. “La voluntad era destrozarme y destruirme”, incide.
“Era un informe provisional, dos hojas que me enseñaron diciendo: si no dimites, esto saldrá a la prensa. Y detrás de esas dos hojas no había nada detrás, solo los anónimos de tres personas, cuando en cambio había un estudio que decía que el 93,7% de 80 personas decían que estaban contentos con su jefe, que era yo”, señala. “Eran unas hojas para hundirme. Encima, por parte del propio partido, y no me dieron la opción de defenderme“, insiste.
Acabar como el rosario de la aurora
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Sin embargo, el actor no se arrepiente completamente de su decisión de entrar en política. “Durante los tres primeros años cumplí con una función que tenía encomendada con mucho placer. Pero después me dejó unos resquemores y acabó como el rosario de la aurora. Lo que me hicieron es imperdonable”, subraya, mientras insiste en que quisieron dejarle “en la ruina”, aunque “no lo han conseguido del todo”, aludiendo a su resurgimiento como actor gracias a los trabajos que está encadenando últimamente.
Después de ‘Entre tierras’ le veremos, en febrero, en la segunda temporada de ‘Machos alfa’ en Netflix (donde interpreta al jefe de Santi). Además, tiene una película con Rodrigo Cortés, un filme argentino, ‘El retorno’, donde hace de Papa, y este mismo jueves regresa a los escenarios una década después con la obra ‘Roca negra’ (Teatro Pavón, Madrid).
Todos ellos trabajos lejos de su Barcelona natal, donde después de los cuatro años en política no le ha salido nada en tres años. “Me siento mucho mejor tratado profesionalmente en Madrid que en Barcelona”, afirma el actor, que siente que le han cerrado las puertas en casa.
Premi Nacional de Teatre
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“Siendo Premi Nacional de Teatre en 1986 y habiendo inaugurado el Centre Dramàtic de la Generalitat, algún día en estos 36 años podían haberme invitado a hacer alguna cosa. Si no se da el caso, será por algo. Y como no vivimos del aire y no nos hemos podido ganar la vida durante muchos años en Barcelona, tenemos que buscarnósla en otra parte”, explica, a la vez que insiste en que su caso no es único ni está tirando piedras sobre los compañeros que sí trabajan en Cataluña.
“No te pienses tú que hay un grupo que vive muy bien. Estamos hablando de supervivencia y hay actores de primerísimo orden que tienen que ir encadenando trabajos porque uno de ellos tampoco le permite vivir. Así que no estoy echando la culpa a los contratados, yo hablo de los contratadores”, incide. “Solo que se invirtiera un poco más, esto sería una explosión de talento”, añade.
“Hay gente que tiene ahora el mando que no debería estar, para mi gusto. Porque si no, me encontraré con esta situación ‘in eternum'”, proclama.