“El bisabuelo de este rapacín era mi hermano”. En una de las casas de Ranón están más pendientes que nunca del fútbol. Pero no del que conoce todo el mundo, el que juegan el Sporting o el Oviedo, sino del “football” a la americana, el que se juega con casco y hombreras. Y es que uno de los nombres de moda en la NFL, la principal liga de fútbol americano y una de las competiciones deportivas que más dinero genera del mundo, hunde sus orígenes en Asturias. Jake Ferguson, “tight end” (el último jugador de la línea ofensiva) de los Dallas Cowboys lució una bandera española en el casco en uno de sus últimos encuentros. El motivo se esconde en un hogar del pueblo sotobarquense.
“El tatarabuelo y la tatarabuela del jugador emigraron a Estados Unidos sobre el año 1916. Eran mis padres”, narra Luchi Álvarez, tía-bisabuela de Ferguson. Allí, en Estados Unidos, sus padres tuvieron a todos sus hijos, pero, tras el crac de la bolsa de Nueva York del 29, decidieron hacer las maletas y volver a su tierra. “Justo cuando ocurrió lo de la bolsa estaban a punto de comprar una casa aquí, pero tuvieron que quedarse más tiempo allí para volver a hacer algo de dinero y venir a Asturias”, explica Álvarez.
A Ranón vinieron con toda la familia, pero dos de ellos decidieron volver a América. Antonio, bisabuelo de Ferguson, se movía en círculos afines a la izquierda y, cuando en España estalló la Guerra Civil, pasó un tiempo apresado por sus ideas políticas y decidió embarcarse para no regresar jamás. “Luis, uno de sus hermanos, le ayudó para que pudiese irse. Mira que le dijeron que si quisiera podía volver, que le guardaban un puesto de trabajo, pero tras pasar por la cárcel no quiso saber más”, recuerda Álvarez.
Tras casarse, Antonio tuvo un hijo: Barry Álvarez. Y con él nació el vínculo de la familia con el fútbol americano. Ahora está jubilado, pero antes de colgar la pizarra se convirtió en una auténtica leyenda de los banquillos en la universidad de Wisconsin, donde fue entrenador y director del departamento deportivo. “La última vez que estuvo por aquí fue en el 2005. Vino con un poder para arreglar temas de herencia, porque Antonio, como es lógico, tenía parte de lo que habían dejado mis padres. No quiso nada, pero tenía que venir para poder solucionarlo. Estuvo aquí dos o tres veces, para conocernos”, señala Álvarez. A pesar de la distancia, desde Ranón siguen muy unidos a su familia estadounidense. “Por España estuvieron el padre de Jake y una tía suya, Stacy”, apunta.
PENDIENTES DEL MÓVIL
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Dolores, hija de Luchi, saca el móvil y muestra su Facebook, donde está pendiente de todo lo que hace Jake Ferguson. “No sabemos mucho de fútbol americano, pero nos gusta estar pendientes de lo que hace y saber cómo le va”, indica la sotobarquense.
Durante los últimos días, su nombre ha estado más presente que nunca en el bajo Nalón, porque, además de portar la bandera de España en su casco, el propio jugador ha reconocido que le gustaría conocer sus raíces españolas, lo que se traduciría en una visita a Ranón. “Nosotras, encantadas. Ojalá se pase por aquí y le podamos conocer”, indican ambas. Ahora queda esperar a que Ferguson coja las maletas y conozca de primera mano dónde empezó todo. La hospitalidad de “los del Casero” está garantizada.