In a state of water exception

This photograph taken on January 15, 2024 shows the dry ground next to the low-level Sau reservoir, in the province of Girona in Catalonia. Catalonia has been fighting a historic drought for three years and some residents are already experiencing water restrictions in their daily lives / LLUIS GENE / AFP

Llevamos ya tres años de sequía. Primero esperamos a que llegasen las lluvias y las reservas acumuladas fuesen suficientes para sortear un episodio habitual en un clima mediterráneo (y más que lo será según la tendencia del cambio climático). Después, se empezaron a tomar las medidas para poder utilizar recursos hasta ahora desperdiciados, con infraestructuras de desalinización y repotabilización de aguas residuales, inevitablemente de lenta aprobación, licitación y ejecución. Y mientras, se emprendían medidas de ahorro de consumo, vía campañas de concienciación en un primer momento y con restricciones paulatinas después. Todos estos esfuerzos han permitido ir retrasando el momento al que llegamos ayer: la declaración del estado de emergencia en gran parte del territorio de Catalunya, en el que viven seis de sus ya casi ocho millones de habitantes. De momento, solo en su primera fase, que limita a 200 litros por habitante y día el consumo en cada uno de los municipios afectados; la pueden seguir la segunda y tercera, que rebajaría esta disponibilidad de agua hasta los 160 litros. Y si no llueve durante los próximos meses de la primavera es lo que sucederá, teniendo en cuenta que Barcelona y Girona pueden tener agua disponible solo para los 15 próximos meses.

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