Con su nuevo programa en La Sexta, ‘Batalla de restaurantes’, resulta que Alberto Chicote en lugar de engordar, adelgaza. Lo estrenó el día 1 de febrero consiguiendo un modesto 6,9% de cuota de pantalla. En su segunda entrega bajó al 6,4. En la tercera, en Menorca, cayó en picado al 5,4%, perdiendo de golpe 180.000 parroquianos.
Para la cadena, la tendencia es preocupante. Para el análisis televisivo, este caso tiene aspectos relevantes. Chicote entró en la categoría de gran criatura mediática con ‘Pesadilla en la cocina’, programa del que lleva realizadas ocho temporadas (2012-2023). Visitaba humildes fogones que no funcionaban, casas de comidas más que restaurantes, cuyos propietarios creían que saliendo en la tele su infortunio se acabaría de inmediato.
Chicote creó un estilo que más que un recorrido gastronómico era un ‘show’. Tuvo un éxito bárbaro. La audiencia esperaba con delectación cada programa para asistir a la delirante caza de cucarachas en cocinas mugrientas y desballestadas. La sesión en la Taberna La Concha de El Rocío (Huelva), en enero de 2014, fue apoteósica. El disparate culinario, y humano, de aquella jornada fue colosal. Consiguió casi tres millones de seguidores que se desternillaban.
En este nuevo programa de ahora, inserta en el título la palabra ‘batalla’. En las franquicias de este formato que emiten otras cadenas (TV3, Euskal Telebista, TeleMadrid, A punt…) se habla de ‘juego’. Chicote usa ‘batalla’. Es un gancho. Un llamar la atención y que la audiencia intuya que va a haber guerra, contienda, cacao. Pero no se ha conseguido por ahora que los ‘chefs’ que compiten lleguen a las manos. Se hacen perrerías entre ellos, putaditas, descalificaciones, mofas, hasta escarnios. Pero no se han logrado por el momento escenas con puñetazos. Es tremenda la tragedia televisiva de Chicote: sin cucarachas no llama la atención. Mengua, adelgaza, decae.
ÁBALOS .– De los miles de entrevistas que está concediendo Ábalos, destaquemos la de hace pocas horas en ‘Todo Es Mentira’ (Cuatro). Risto le ha preguntado: «¿Pedro Sánchez te ha dejado tirado?». Y él ha contestado: «Mi sentimiento de orfandad es permanente». ¡Ah! Dice la escritora Julia Navarro en su novela ‘Yo ya estoy muerto’: «Un huérfano es alguien suspendido en el aire».