La ley de amnistía se aprobará en un pleno del Congreso el próximo jueves. El PSOE alcanzó por fin un acuerdo con Junts después de que el partido de Carles Puigdemont tumbara la norma a finales de enero en un giro de guion que no estaba previsto. En Génova reconocen que este acuerdo da oxígeno a Pedro Sánchez porque le permite avanzar hacia los Presupuestos Generales después de dos semanas en las que los socialistas han estado atrapados en el tsunami de noticias sobre el caso Koldo. Pero también insisten en que el camino de la amnistía “solo acaba de empezar” y recalcan que lo hace “con bastante más retraso del previsto”.
Para el PP, el nuevo acuerdo -que ha borrado las referencias al Código Penal español buscando hacer guiños al derecho europeo como si ambos no fueran de la mano- es un nuevo síntoma de la “debilidad total” en la que se encuentra Pedro Sánchez. Aunque Puigdemont no ha conseguido borrar todas las referencias al delito de terrorismo, que es lo que quería inicialmente, los populares siguen viendo que el PSOE “regala bazas” a los independentistas, sobre todo en lo que tiene que ver con el relato político.
El hecho de que Junts asegure que la amnistía les permitirá culminar el proceso de independencia o que aseguren que los jueces que no apliquen la amnistía en los términos que ellos consideran estarán “prevaricando”, dicen en Génova, son dos ejemplos claros. “Y con toda la complicidad de un PSOE sometido”, insisten. Por eso, el PP recuerda que cuando pase el primer filtro del Congreso en unos días, la norma pasará a su tramitación en el Senado, que será complicada y tortuosa.
Alberto Núñez Feijóo, que este domingo alumbrará la ‘Declaración de Córdoba’ tras un fin de semana de trabajo con sus barones en el que pretende exhibir un poder territorial casi absoluto, lleva diseñando el guion en la Cámara Alta todos estos meses.
El cambio de reglamento, hecho aposta para la amnistía con la mayoría absoluta del PP, les permitirá tener la norma un máximo de dos meses en el Senado. Y en la dirección nacional confirman que así lo harán. Eso supone que no será hasta mediados del mes de mayo cuando la ley de amnistía vuelva al Congreso para su aprobación definitiva.
Y ese calendario la hará coincidir necesariamente con la campaña de las elecciones europeas, que también comenzará en la segunda quincena de mayo.
Para el PP, la amnistía, aunque también la corrupción a raíz de la trama que investiga contratos con mordidas desde el Ministerio de Transportes a otras administraciones socialistas en la época de la pandemia, será el asunto capital de unas elecciones que son cruciales. No es una casualidad. Los populares están convencidos de que la amnistía y, sobre todo, el blindaje tan personalizado que el PSOE ha tenido que negociar semana a semana con Puigdemont -huido de la Justicia hace seis años- le pasará una factura importante a Sánchez.
El Gobierno defiende vehemente que la amnistía servirá para superar el “conflicto político en Cataluña” y, sobre todo, para reconciliar a la sociedad. El ministro Félix Bolaños llegó a decir que será considerada un “referente internacional”. En cambio, en el PP creen que el electorado socialista penaliza esa hoja de ruta, y especialmente todo lo que tiene que ver con dar una tabla de salvamento a Puigdemont.
Aunque los populares reconocen que mantener la movilización constante contra la amnistía es complicado, también admiten que en los momentos álgidos -como sin duda será la aprobación definitiva de la norma- puede conllevar una respuesta contundente. Y por ese mismo motivo, para mantener tensionadas las bases y a la propia sociedad contra el pacto de Sánchez y los independentistas, Feijóo ha decidido exigir una mayor implicación a sus socios europeos.
Toda vez que el independentismo quiere trasladar el debate de la amnistía también al terreno comunitario -como se ha demostrado en la propia enmienda final del acuerdo, basando toda la aplicación de la ley en directivas europeas y el Convenio Europeo de Derechos Humanos- el PP cree que la familia conservadora debe tener una posición contundente contra la norma porque, recalcan en Génova, “es contraria a los pilares del Estado de derecho, la separación europea y el propio derecho comunitario”.
Que dirigentes como Esteban González Pons -sobre el que recaen las relaciones de Feijóo con el resto de interlocutores en Bruselas- o Isabel Díaz Ayuso enviaran recados muy claros, mirando especialmente a Ursula von der Leyen – “no puede haber compadreos” llegó a decir la madrileña- demuestra hasta qué punto para el PP es tan importante contar con el respaldo de su partido a nivel europeo, y del que esperan gestos contra Sánchez.
En el PP nadie duda de que la amnistía será el principal asunto en las elecciones europeas. Y antes de llegar a ese punto, en el Senado habrá informes, comparecencias de expertos y todos los trámites que los conservadores creían indispensables para aprobar la norma en el Congreso y que consideran que el PSOE y los independentistas lograron evitar. “En la otra Cámara no van a poder sortearlo”, inciden.
También a mediados de mes se conocerá el informe definitivo de la Comisión de Venecia, el órgano consultivo en materia constitucional del Consejo de Europa, y cuyo borrador ha dado ya tantas vueltas. Dirigentes del PP reprochan cómo el Gobierno “ha conseguido instalar un relato mentiroso” de lo que dice el documento europeo, asegurando que da su aval a la ley de amnistía. Los populares consideran que el Ejecutivo “quedará retratado” en unas semanas cuando se haga público el dictamen final, en el que como ya ocurría en el propio borrador, se cuestiona todo el procedimiento llevado a cabo para la aprobación de la amnistía (trámites de urgencia, sin reforma constitucional, sin mayorías cualificadas) e incluso el fin perseguido (ya que recalca la profunda división generada en la sociedad).
Sea como sea, rematan en Génova, “ahora empieza todo”. La confianza en las instituciones europeas “y, sobre todo, en la justicia” -como repiten algunos dirigentes de la cúpula- sigue dando una esperanza al principal partido de la oposición que en Moncloa, por su parte, piden que den por perdida.