Los socialistas lo apuestan todo este domingo a llevar un gobierno de coalición progresista a la Xunta. Si bien asumen que esta alternativa la lideraría el BNG, dan por buenos cualesquiera que sean sus resultados particulares si contribuyen al vuelco electoral. Quebrar la hegemonía del PP en Galicia tras cuatro mayorías absolutas consecutivas y socavar el poder territorial de los populares para que esta comunidad reme en la misma dirección que el Ejecutivo central.
En clave nacional, desde Ferraz consideran que “el principal derrotado” sería Alberto Núñez Feijóo. La última semana de la campaña y, sobre todo, su esprint final con Pedro Sánchez, ha servido en las filas del PSOE para aumentar sus expectativas basadas en la movilización. Recuperar el pulso y hablar de remontada respecto a los últimos sondeos que los situaban por debajo de su actual suelo histórico de 14 años.
Según trasladan desde la dirección, las mayorías están muy ajustadas. “Dentro del margen de error de las encuestas”, apuntan. Basándose en sus mismos sondeos internos, estas mismas fuentes aseguran que están logrando movilizar a su votante de las generales o municipales que tradicionalmente se queda en casa cuando se trata de autonómicas. Si la participación crece, entienden que habrá cambio. De ahí que apelen directamente al espíritu del 23-J, cuando contra todo pronóstico incluso crecieron en votos y frenaron un gobierno del PP y Vox.
El viraje del PP con Junts
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La polémica de Feijóo con los indultos, tras revelarse contactos con Junts para buscar su apoyo a la investidura, es otro de los asuntos que han hecho aumentar las expectativas tanto en Ferraz como la federación gallega. No tanto porque el fondo del debate en sí de la amnistía, sino por las formas. “Es algo que está calando. Las conclusiones están basadas en principios morales que tenemos y mentir es malo. Cuando detectas que alguien miente, no se perdona”, apuntan desde la cúpula del PSdeG. En Ferraz se viró el guion de la campaña tras esta polémica para retomar la estrategia que siguieron en la última semana de campaña del 23-J, basada en señalar las presuntas “mentiras” de su oponente electoral.
La sensación compartida en el cuartel general de los socialistas es que el cambio electoral dependerá de un puñado de votos. Por eso no esconden sus temores por la dispersión del electorado progresista. Principalmente, en el caso de Sumar, que no tiene garantizado ningún escaño en el Parlamento gallego que se configurará tras los comicios del domingo. En Ferraz son más cuidadosos, aunque el propio Sánchez está entonando las apelaciones al voto útil y a concentrarlo en la papeleta del puño y la rosa para garantizar “el cambio seguro”. En la dirección del PSdeG advierten directamente de que los apoyos a Sumar son “votos perdidos” y respetan la consigan de no entrar al choque con el BNG. Para que haya cambio, defienden como necesario que “ningún voto progresista se pierda”.
Los restos y el voto exterior
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La disputa del último escaño es otra de las cuestiones que decantarán la balanza, según los socialistas. Sobre todo, en la circunscripción de A Coruña, donde en el PSOE dicen jugarse con el PP un último diputado “por los restos”. En el arranque de la campaña, esta pugna por el último escaño de los populares la asociaban a Sumar. Un cambio que da cuenta de la tendencia al alza que se atribuye el PSOE.
Junto a la dispersión del voto progresista, con una cuarta candidatura de Podemos sin opciones de representación, en la federación gallega tienen otro ojo puesto en el voto exterior. Tras eliminarse las trabas al voto rogado, reconocen que no saben en qué medida afectará, pero sí que podrá mover algún escaño en una u otra dirección.
El PSOE ha cerrado una campaña en Galicia contagiándose del espíritu del 23-J con toda la maquinaría de Ferraz al servicio del PSdeG. Una apuesta basada en la creencia de que tienen mucho que ganar y poco que perder, también en clave nacional. Intentar ratificar su hoja de ruta, impugnando el discurso del coste electoral por los pactos con los independentistas, y dejar tocado el liderazgo de Feijóo ante un ciclo electoral que continuará con las vascas, en el segundo trimestre del año, y las europeas el próximo 9 de junio.