Los vertidos de aguas fecales cuando llueve no solo ocurren en zonas supuestamente custodiadas del delta del Llobregat. Según ha podido acreditar EL PERIÓDICO, en el Espacio Natural de la desembocadura del río Foix, en Cubelles, que dispone de un plan de delimitación marcado, también se repite la presencia de agua residual. Estos terrenos forman parte de la Red Natura 2000 y están considerados Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Por lo tanto, los vertidos ponen en riesgo a la flora y también a la fauna que usa el espacio como refugio o como lugar de paso durante la migración.
La situación se ha denunciado en repetidas ocasiones y ya la han investigado tanto los agentes rurales como la fiscalía. En la última ocasión, en 2019, el fiscal lo archivó porque no encontró delitos penales, pese a que sí quedaron confirmados los episodios de mortandad de peces que habían registrado los agentes rurales. Hasta la fecha, pese a algunas medidas intentadas por el Ayuntamiento de Cubelles, el agua fecal ha seguido llegando a la desembocadura. Años atrás, se construyó un sistema de filtraje que no resultó ser suficiente para impedir el paso del agua procedente de la cloaca.
En las últimas semanas, un vecino remitió un nuevo documento de denuncia al ministerio público, que deberá analizar de nuevo el problema, en este caso, centrado en la presencia de microgranulado de caucho.
Campo de fútbol
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En el escrito, al que ha accedido este diario, se citan hasta seis incidentes en un solo año. Lo que reclama este ciudadano personado es que se investigue por qué la presencia de estos contaminantes se mantiene. En el caso del caucho, todo parece indicar que procede de un campo de fútbol cercano. Cuando las precipitaciones son intensas, el agua desembalsada arrastra este material y lo traslada hasta la desembocadura y la playa de la Mota de Sant Pere. El ayuntamiento aseguró en un comunicado que pondría remedio a este problema.
Sin embargo, la fiscalía deberá determinar si hay indicios de delitos en estos vertidos que también se han repetido en el tiempo. En abril de 2023, se llegaron a llenar cinco sacos de este producto. El vecino denunciante reclama que se tenga en cuenta la reiteración de la presencia del caucho para determinar si existe un delito ambiental, después de que se informara también al SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil para que inspeccionara la zona.