Perder tres títulos en doce días es un fracaso absoluto. El Barça está roto. Sin corazón ni alma. Viviendo una decadencia desesperante. Con una defensa de patio de colegio y un ataque que no hace daño. Las mal llamadas vacas sagradas no dan la talla, pero a los juveniles no se les puede exigir que ganen los partidos. Encajar cinco goles en casa frente al Villareal es un drama, la prueba manifiesta de que el equipo ha perdido los papeles con un entrenador que da signos de impotencia deportiva.
Así se tira la Liga. Así no hay futuro. Con este juego no se va a ninguna parte. Van cuesta abajo y sin frenos. El Barça está a diez puntos del Madrid en el mes de enero. Una distancia que nunca se ha remontado en Liga. Nos parece bien que los jugadores defiendan a Xavi con declaraciones inculpatorias. Pero hubiese sido mejor que le defendieran en el campo jugando al nivel de su contrato. Esto ya no se arregla con palabras, los aficionados han perdido la paciencia, ayer se escucharon pitos más que justificados.
La realidad es muy dura, ya que se ha entrado en una dinámica perversa. Perder en casa por 3-5 frente al submarino amarillo es una derrota humillante. El equipo está tocado y hundido, el entrenador, más cuestionado que nunca, y Laporta no toma decisiones en caliente aunque tenga ganas. El problema es que ni el juego ni los resultados mejoran. Por este camino habrá que preocuparse para no quedar fuera de las plazas de Champions.
No hay solución mágica ante una crisis que parece imparable. El cambio de entrenador es una opción que se descarta, ya que no hay un sustituto de garantía. Hace demasiadas semanas que se espera una reacción del equipo sin éxito, la derrota de ayer desnuda definitivamente a Xavi y le deja sin argumentos. Las declaraciones del entrenador semana tras semana intentando justificar lo injustificable tampoco ayudan. El Nápoles está la vuelta de la esquina y un tropiezo en Champions sería el final de todo. Los síntomas son preocupantes y el entorno culé ha perdido la fe en este proyecto.
Una reunión de urgencia entre Laporta y Xavi al final del partido sirvió para que el entrenador saliera a la rueda de prensa anunciando que no seguirá a partir del 30 de junio. Una decisión que parecía cantada si no se ganaban títulos y que ahora se confirma. Quedan cuatro meses de temporada y habrá que ver si esta noticia significa un revulsivo positivo para el equipo o no es más que la crónica de una muerte anunciada. El futuro en la Champions y clasificarse entre los cuatro primeros en la Liga, siguen siendo retos importantes por los que hay que luchar. Xavi continúa con data de caducidad