“El esfuerzo y la fe es insuficiente ante todo lo que regalamos en defensa”. Así de lapidario se mostró Xavi después de que el Barça volviera a sumar un nuevo tropiezo, esta vez ante un Granada en posiciones de descenso y que ya había sacado los colores al sistema defensivo blaugrana en el partido disputado en la primera vuelta en Los Cármenes.
El Barça cimentó el título de Liga la pasada campaña en base a una solidez que llevó a Marc André Ter Stegen a conquistar su primer Trofeo Zamora, igualando además el récord de porterías a cero de Paco Liaño con el Deportivo. Xavi logró que sus futbolistas trabajaran como uno solo cuando no tenían el balón, una solidaridad que esta temporada se ha desvanecido. Y el técnico de Terrassa no da con la tecla para recuperar la llave que les abrió la puerta del éxito.
La pasada jornada se decidió a situar a Andreas Christensen como pivote defensivo. Y la apuesta convenció. De tal manera que anoche volvió a confiar en el danés para esa posición de cierre que el adiós de Sergio Busquets ha convertido en un quebradero de cabeza.
Cubriendo las espaldas a Christensen, se estrenó una pareja de centrales que aún no habían jugado nunca juntos: Pau Cubarsí e Iñigo Martínez. La idea era dar un respiro a Ronald Araujo, que lleva muchas jornadas forzando su estado físico. Pero de paso, Xavi confiaba en recuperar esa consistencia que se echa de menos con dos defensas de perfil más físico. Cubarsí, además, podía estrenarse en el primer equipo en su posición más natural, la de central diestro. Además, volvía Ter Stegen. A priori, un seguro de vida.
Todo parecía ir bien hasta que Pellistri, al borde del descanso, se fue de Pedri para meter un centro que Ricard fusiló en el primer palo. El Granada atacó la espalda de Cancelo, Iñigo Martínez quedó fuera de posición y Crhistensen no llegó a tiempo para hacer las coberturas. Las dudas se adueñaron de unos futbolistas que a la vuelta de vestuarios repitieron los errores que llevan condenando al equipo durante todo el curso, más allá de las reiteradas polémicas arbitrales.
Cada ataque del Granada sembraba el pánico en una defensa que ya no encontró el equilibrio. Iñigo Martínez volvió a quedar fuera de posición en los otros dos goles nazaries y Cubarsí acabó desbordado ante la avalancha que se le venía encima. El canterano estuvo poco contundente en el 2-0, en el que Koundé también quedó fuera de posición para evitar el centro de Uzuni.
Un descontrol que penalizó al Barça, tanto como su incapacidad para enviar al rival a la lona cuando lo tiene contra las cuerdas.