The Galician elections closest in 15 years. Almost 2.7 million Galicians They are called to the polls tomorrow and with their vote they will decide if Galicia bet on four more years of PP or to take a turn and have a woman and nationalist preside over the Xunta for the first time in its history, yes in coalition at least with the PSdeG.
The campaign and surveys have shown that the PP of Alfonso Rueda resists as the force with the most social support, but the cushion with which the race started (five seats) seems to have narrowed and fuels some doubt about whether it will achieve a sufficient majority to protect the absolute majority. Meanwhile, the Ana Pontón’s BNG has taken flight, has distanced itself from the PSdeG and is the alternative clear to the popular ones. It had never happened. Xosé Manuel Beiras was leader of the opposition, but without real options to lead the change. However, Pontón has emerged in this campaign as the clear replacement for the PP. If he succeeds, he will have dismantled the belief that in a community with such a meager electorate that it declares itself nationalist, the alternation to the popular ones required the PSdeG to lead it. If he stays at the doorstep, with the seats that the polls predict for him, double that of the socialists, no one will be able to take away his credit. It is the alternative, and the PSdeG will return, but more weakened, to begin another crossing of the desert through the last rows of the regional hemicycle.
But in the 18-F equation, there are more variables to take into account and that can support the majority of the PPdeG, if it remains on the verge of an absolute that the popular ones take for granted. Alfonso Rueda himself revealed to FARO that he plans to get “38 deputies or more.” One of the unknowns is the emigrant vote that always votes power. In 2020, the diaspora cut a seat from the PSdeG to give it to the PP list in the province of Pontevedra.
También es un enigma que pasará con la campaña ‘friki’ –se hace difícil denominarla de otro modo– de Democracia Ourensana, un partido que se venderá al mejor postor por “pasta” para la provincia. Así lo anunció su líder, Gonzalo Pérez Jácome en un vídeo: “Show me the money”.
[–>Pero hay más. Los sondeos apuntan que lo más probable es que Sumar, Podemos y Vox se queden fuera del Parlamento, pero en función del caudal de las papeletas que atesoren pueden decantar la victoria para la derecha o la izquierda. Si Vox no logra traducir sus votos en escaños, pero resta diputados al PP, favorecerá a la izquierda que combate. Y puede pasar lo mismo con Sumar y Podemos que no entren en la Cámara y mermen las opciones de victoria al cambio que tanto persiguen.
De ahí que en el cierre de campaña, las grandes fuerzas apelaran al voto útil, a concentrar los apoyos en las opciones con más posibilidades de gobierno o de cambio.
Segunda dimensión
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Las elecciones de este domingo tienen una segunda dimensión. Si no por qué el líder del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha visitado ocho veces Galicia en el último mes y en una jornada de campaña coincidió con cinco de sus ministros. Y lo mismo podemos decir del otro lado. Alberto Núñez Feijóo ha montado una caravana electoral propia y para afianzar la mayoría de Rueda han venido a ayudar Isabel Ayuso, Juan Manuel Moreno y otros barones autonómicos. ¿Y por qué Pablo Iglesias pasó de pedir el voto para el BNG a que Podemos presentase candidatura? Porque en Galicia los líderes estatales se juegan mucho.
Pedro Sánchez se ha volcado con estos comicios porque quiere ver derrotado a Feijóo en Galicia y que se tambalee su liderazgo en el PP nacional. No se trata solo de que la izquierda gobierne Galicia. Se trata principalmente de abrir una crisis en el primer partido de la oposición. Y para ello el PSOE está dispuesto a pagar el precio de renunciar al mando en la tercera nacionalidad histórica. Igual que en Euskadi y Cataluña, los socialistas aceptarían asumir un papel secundario.
El líder del PSOE sacrifica el poder territorial a cambio de afianzarse él en La Moncloa, si logra abrir un boquete en la coraza del PP. El PSdeG llega a la cita con las urnas las mismas debilidades de siempre: testando un candidato nuevo, que se incorporó a la carrera electoral muy tarde, y sin proyecto para Galicia. El PSOE atesora en esta comunidad sobresalientes éxitos municipales, pero carece de una visión autonómica sólida.
Pedro Sánchez interpreta que el fracaso de Alfonso Rueda sería el fracaso de Alberto Núñez Feijóo, y el propio Feijóo entiende que una victoria de Rueda también sería suya. Retener la Xunta le puede dar oxígeno ante las elecciones europeas, y ahora necesita más aire que antes del arranque de la campaña. Su metedura de pata con la amnistía y los indultos ha debilitado su liderazgo y ha multiplicado las dudas que los barones del PP tienen en torno a su figura. Feijóo sale tocado de Galicia, su tierra talismán.
Perder Galicia supondría una conmoción para el PP en la comunidad y en Madrid. Llevan quince años en los mandos de la Administración autonómica. Conservar la Xunta pero depender para ello de Democracia Ourense, posible según algunas encuestas, o de VOX, lo que parece más difícil, sería una victoria muy agridulce para un partido que arrancó la campaña con un colchón de cinco escaños. Tiene 42 y la mayoría absoluta está en 38.
Extraparlamentaria
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Los comicios gallegos son los primeros a los que se presenta Sumar desde su constitución. Los sondeos vaticinan que no entrará en el Parlamento. Será un varapalo para la vicepresidenta Yolanda Díaz porque es su tierra y porque pone en duda el crecimiento y consolidación de un partido a la izquierda del PSOE. Esta derrota haría a Díaz más dependiente de Errejón y los otros dirigentes de Sumar, que sí tienen base territorial. A buen seguro que Pablo Iglesias esbozaría una sonrisa.
Sumar ha hecho campaña en Galicia, presentándose como fuerza clave para movilizar a los abstencionistas progresistas. Intenta espantar la apelación al voto útil, asegurando que ellos no roban papeletas a PSdeG ni BNG, sino que logran llevar a las urnas a votantes de izquierdas desilusionados con las opciones clásicas. ¡Pero y si el domingo las cuentas revelan que sus votos habrían sido vitales para la alternancia en Galicia! Sería una estocada a la credibilidad de la vicepresidenta.