En una cafetería del concurridísimo centro de Madrid, una chica espera ansiosa. Bebe un chocolate caliente que, cada vez que levanta la mirada hacia la puerta, su hija salpica con los dedos. Entonces, coge una servilleta para que no manche el teléfono con el que juguetea. Llevan 15 minutos sentadas, viendo vídeos que poco logran apaciguar su nerviosismo. A veces, ríen. Y, otras, tararean. La madre aprovecha los anuncios para recolocar el flequillo de la pequeña. Y, de paso, plantarle un beso en la frente. De repente, ésta aplaude con fervor. Parece que reconoce la melodía que acaba de empezar. Al otro lado de la pantalla, Maisa Hens canta la canción que lleva 43 años alumbrando los encuentros que sólo la Navidad es capaz de propiciar: “Vuelve a casa, vuelve…”. Sin embargo, hay algo agridulce en la escena. “Todos tenemos un padre, una amiga, un tío o una abuela a la que recibir con los brazos abiertos en estas fechas. Y, para cada reunión, este tema resulta mágico. Me siento privilegiada de haber podido acompañar a tanta gente”, asegura. En las duras y las maduras.
A sus 67 primaveras, Maisa no ha perdido ni un ápice de la vitalidad que la catapultó en la publicidad. Inquieta, cariñosa y creativa, en seguida demuestra por qué todos querían contar con ella para sus proyectos. “Sigo igual de efervescente. No he perdido la ilusión”, dice entre risas. Frente al cuidado abeto que corona su salón, muestra uno de los vinilos que se editaron con la balada que hoy la llevan a protagonizar esta entrevista. Lo conserva como un tesoro… y no es para menos: “Me abrió las puertas a un mundo maravilloso. Aún me sorprendo al ver que algo tan bonito haya perdurado. Es tierno saber que muchísimas personas la han incorporado a su memoria”. Desde 1980, la marca de turrones El Almendro sólo ha fallado a su cita en 2020 por contravenir (paradójicamente) las indicaciones de Sanidad contra el covid-19. Salvando esta excepción, su entrañable tema se ha convertido en un símbolo más de estas fiestas.
“¿Quieres que te cuente la historia?”, pregunta entusiasmada Maisa. Es curioso porque, a pesar de reconocer la voz, casi nadie le ha puesto cara aún. O, al menos, de manera consciente. Pues, a lo largo de su carrera, ha trabajado con los artistas más importantes de cada época. “Nací en el mejor caldo de cultivo para dedicarme a la música. Mi madre tocaba instrumentos y mi padre ponía las voces por pura diversión. Lo hacían con tal naturalidad que los cinco hijos seguimos sus pasos. Era lo normal para nosotros. Ahora bien, con el tiempo, algunos sentimos inquietud por hacer profesión de ello. Mi sueño era ser cantante. Recuerdo colocarme en las escaleras de la casa de mi abuela en Ronda y entonar coplillas. Cuando cumplí 14, me aficioné a la guitarra y, justo ahí, fue cuando empecé a interesarme por un estilo concreto”. David Crosby, Carole King, Bob Dylan y Paul Simon tomaron su garganta en los conciertos que realizó por distintos colegios mayores. A la par, su hermana Yolanda lideró Objetivo Birmania y su hermano Carlos montó Los Elegantes.
“Como sabía que no me iba a comer una rosca haciendo versiones en inglés, tomé una decisión: cantar anuncios”, explica. Fueron los compositores Julio Seijas y Luis Gómez-Escolar quienes le dieron la primera oportunidad: formaría parte del grupo que realizaba los coros de Barrio Sésamo. Allí, como anécdota, coincidió con la cantautora Cecilia. “Descubrí una industria dinámica en la que se necesitaba retentiva, agilidad, afinación… y, en especial, rapidez. Pasé la prueba de fuego y, de inmediato, empezaron a llamarme. De hecho, había jornadas en las que tenía hasta tres grabaciones”, sostiene. Ellos la recomendaron a Álvaro Nieto, uno de los autores más prolíficos de entonces. Suyos son, por ejemplo, los jingles de Heno de Pravia, el aroma de tu hogar, Pescanova, lo bueno sale bien o Domecq, por fin llegó la cosecha. Para hacerse con la campaña de El Almendro, debía presentar a concurso una propuesta con carácter único. Así que, en busca de un timbre vocal peculiar, encargó a Maisa interpretar Vuelve.
De Massiel a Rocío Jurado
[–>
A fin de dar con la versión definitiva, la artista tuvo que repetir la canción en varias ocasiones. Querían darle un matiz específico y, para ello, debían probar hasta dar con él. “Estábamos nerviosos, no sabíamos si sería suficiente para la agencia. Cruzamos los dedos y, a los días, nos dieron la noticia. Hubo que esperar unos meses hasta que lo emitieron. Nunca podré olvidarme de aquella tarde. Estaba sentada en el sofá con mi niña cuando, sin preverlo, comenzó a sonar y ella se giró extrañada. Claro, me había oído ensayarla tanto que me reconoció al instante. Lo viví con una emoción única”. Desde entonces, durante 12 temporadas consecutivas, su voz preludió la Navidad como hoy lo hace (cada vez antes) Mariah Carey. Después, otros nombres recogieron su testigo. Sin embargo, el público es fiel a la versión original. “Me lo han dicho, sí. Aunque creo que es por el cariño que me guardan”, reconoce Maisa, abuela de seis nietos.
En aquel momento, la publicidad movía grandes sumas de dinero. Y la apuesta por la televisión era clave. “Se ganaba bastante. Me da pena que no se hayan generado derechos ni para los autores ni para los intérpretes. Y, fíjate, la cantidad de veces que la hemos escuchado. No obstante, vivíamos muy bien. Eso me permitió, por suerte, compaginar el trabajo con la familia”, sostiene. Ya en el mercado, a Maisa no le faltaron ofertas. Hizo los comerciales de Coca-Cola, Galerías Preciados, Fanta, El Corte Inglés, Schweppes… Sin olvidar, en 1982, las campañas de todos los partidos políticos. Y de ahí a la pequeña pantalla: “La primera vez fui figurante de Mari Trini, pero rápidamente empecé a hacer los coros a Miguel Bosé, Rocío Jurado, Luis Miguel, Massiel, José Manuel Soto, La Unión, La Década Prodigiosa, Paloma San Basilio, Sara Montiel e Isabel Pantoja, entre otros”. Tanto en directo como en el estudio.
Se presentó a ‘La voz’
[–>
Una plataforma que le llevó a pisar algunos de los programas más punteros: El programa de Hermida, Tele Maratón, La noche solidaria, Con ustedes Pedro Ruiz… “Conecté mucho con Ana Belén. Primero hicimos el musical La Bella Helena, que estrenamos en el Teatro Romano de Mérida bajo la dirección de José Carlos Plaza. Y, más tarde, compartimos escenario en la gira El gusto es nuestro junto a Miguel Ríos, Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat. Ella es extraordinaria. Conocí a su familia y, aún hoy, mantenemos el contacto. He sido muy afortunada”, se sincera. A Eurovisión llegó en 1986 de la mano de Cadillac, la banda de José María Guzmán y Eduardo Ramírez: su Valentino quedó en el puesto 10 con 51 puntos en una edición que venció Bélgica con J’aime la vie de Sandra Kim. “Viajamos hasta Noruega, donde nos llevaron a ver los fiordos o a montar en teleférico. Hubo nivelazo”, asiente. Al año siguiente, representó a Costa Rica en el Festival de la OTI. Un hazaña que repitió junto a Álex y Christina poco después por España.
Con el cambio de siglo, Maisa decidió bajar las revoluciones y entregarse a su otra pasión: el interiorismo. “Estaba realizando unos pinitos en una tienda cuando, sin pensarlo, encontré un universo lleno de posibilidades”, apunta. Su casa es un buen ejemplo. El gusto con el que la ha decorado es fiel reflejo del talento que siempre la ha perseguido. En la música, sigue aportando su granito de arena. Además de hacer los coros en dos álbumes de Morgan, en 2019 participó en La Voz Senior: “Mis nietos me animaron, así que me presenté en el hotel donde hacían el casting. Era el primero de mi vida. Lo pasé y llegué a las audiciones a ciegas, pero no se giraron. Aunque me quedé chafada, recibí una ola de cariño inmensa”. Como la que ella misma lleva provocando desde 1980. Finalmente, la madre y la hija que aguardaban en el bar de Madrid pagaron la cuenta y se marcharon. Su cita no llegó. Pero, como subraya Maisa, se tienen la una a la otra. Y eso debería ser suficiente. Hay quien no necesita separarse para reencontrarse cada día.