La población extranjera residente en Catalunya ha aumentado de nuevo un 10% –126.309 habitantes– y se ha convertido en un potente motor demográfico ante el desplome de la fecundidad y el creciente envejecimiento. A 1 de enero de 2023, el ‘censo de extranjería’ era exactamente de 1.361.981 personas y alcanzaba el techo histórico del 17,2% de la población, según los últimos datos del Institut d’ Estadística de Catalunya (Idescat). Unas cifras que, a la vez que dan oxígeno a la economía y reequilibran el desaguisado demográfico, también plantean retos apremiantes en inclusión y en gestión territorial, ya que el factor migratorio también tiene unas geografías muy localizadas.
[–>El caso es que la población extranjera en Catalunya ha crecido desde el año 2000 –cuando apenas representaba el 2,9% del total– a grandes trompicones, a rebufo de los ciclos económicos. En la última hornada tras el parón de llegadas provocado por el covid, las comarcas donde más ha aumentado han sido la Cerdanya (16,2%), el Ripollès (15,2%) y la Garrotxa y el Barcelonès (13,2% en ambas).
Turismo y sector agropecuario
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Y entre los municipios con mayor porcentaje de extranjeros –existen 46 con más del 25%– despuntan Guissona (52,7%), Castelló d’Empúries (44,9%), La Portella (39,8%), Lloret de Mar (38,8%) y Salt (37,8%), concentraciones que dan prueba de la capacidad tractora de la industria turística y agropecuaria a la vez que plantean serios desafíos a la hora de gestionar “un territorio más poblado, desde el punto de vista de la vivienda, los servicios y la movilidad”, y de “cohesionar una población cada vez más diversa en lo que respecta a la lengua, la educación y el mercado laboral”, apunta Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demogràfics, en el estudio ‘Vides que compten, comptes que prenen vida’, publicado con motivo del 40º aniversario de la entidad.
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Extranjeros de origen europeo
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Que la migración va ligada al factor económico también explica que la densidad esté localizada en la costa –motor económico del territorio– y el interior agrícola: Segarra (28,8%), Alt Empordà (25,4%), Barcelonès (22,6%), Selva (21,7%), Pla d’Urgell (21,3%) y el Baix Empordà (21,3%). Como curiosidad: en el polo contrario, las proporciones más bajas de población extranjera se encuentran en el Vallès Oriental (10%), Anoia (10,1%), Moianès (10,1%), Pallars Sobirà (10,7%) y el Berguedà (10,9%).
[–>Más allá de las tentaciones simplistas, cabe decir que existe una gran heterogeneidad en el origen de la población extranjera, en la que bullen 170 nacionalidades. El pasaporte marroquí es el más numeroso –con 234.054 personas–, junto al rumano –con 86.751– y al italiano –con 80.808–. De hecho, por continentes, los extranjeros de origen europeo conforman el colectivo más numeroso y representan a casi un tercio de los residentes extranjeros. De estos, el 22,2% pertenecen a la UE y el 9,3% al resto de Europa. El segundo foco por origen es el americano (30,8%), seguido del africano (23,9%) y el asiático (13,7%). Americanos y europeos también capitanean el ranking de los recién llegados.
Más de 40.000 ucranianos
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En este último repecho demográfico también ha contribuido el éxodo ucraniano. Según el Idescat, en 2023 residían en Catalunya 40.615 personas de nacionalidad ucraniana: 16.116 hombres y 24.499 mujeres. Por municipios, Barcelona acumula el mayor número (7.866), seguido de Lloret de Mar (2.298), Guissona (1.154) y Badalona (1.028). Está claro que el exilio ucraniano también tiene sus geografías: mientras que esta población representa el 3% del total de extranjeros, en la comarca de la Segarra, por ejemplo, alcanza el 21,1%.