La consellera de Territori, Ester Capella, no ha hecho referencia alguna al proyecto del Hard Rock en la presentación de los presupuestos celebrada este jueves en comisión parlamentaria, pero no ha podido evitar hacerlo en la réplica. “No hay ni un céntimo para el Hard Rock, ninguna partida”, ha insistido en varias ocasiones Capella, después de que la mayoría de grupos, salvo el PSC, le hayan rogado que se pronunciara al respecto. Algunos, como los Comuns, lo han hecho para exigirle que rechace el proyecto y no presente el plan director urbanístico (PDU) que supondría una luz verde para la construcción del casino. Otros, como Junts per Catalunya, para todo lo contrario: para reclamarles que no den marcha atrás.
Todo ello a 14 días para la primera votación parlamentaria de las cuentas -el trámite de enmiendas a la totalidad- y cuando al Govern aún le falta dos votos afirmativos, o al menos cuatro abstenciones, para conseguir la luz verde. Ya que, por el momento, solo cuenta con los 33 votos del PSC. Especialmente dura ha sido en su turno de réplica a los Comuns, a quien ha reprochado que se estén planteando desechar las cuentas por la construcción de este casino, algo que considera que no tienen “nada que ver” con las cuentas. “No puede ser que no apoyen estos presupuestos expansivos. El PDU famoso se aprobó hace no sé cuantos años y no forma parte ni por activa ni por pasiva de ninguna partida. No me haga esto, señor Cid“, ha llegado a implorar, haciendo hincapié en todas las partidas sociales que caerían en saco roto y, especialmente, en los recursos -1.232 millones de euros- consignados para hacer frente a la emergencia habitacional.
El apoyo de los Comuns, en duda
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Se refería al diputado de los Comuns David Cid, que en su turno de intervención ha insistido en que el Hard Rock es su línea roja para apoyar los presupuestos. “Saben lo que reclamamos para que los presupuestos salgan adelante y no haya enmienda a la totalidad”, ha advertido el parlamentario, que también se ha quejado de que el Govern se escude en gobiernos anteriores. Según los Comuns, la aprobación del PDU no es un mero “trámite administrativo” sobre el que el ejecutivo no tiene margen, sino que se trata de una “política pública”, y ha acusado a los republicanos de asumir la agenda del PSC. “Tenemos un jefe de la oposición que se cree que es el president del país y un president que no gobierna. ¿La consellera de Territori es usted o el del Govern alternativo?”, ha preguntado con sorna.
Con todo, Cid ha asegurado que su grupo “quiere presupuestos”, pero ha insistido que no darán “un cheque en blanco”. Y la consellera, que ni ha confirmado ni ha descartado que el PDU esté a punto de ver la luz -como dicen los Comuns-, ha aseverado que “el despliegue de lo que pase en Catalunya dependerá de lo que quieran los ciudadanos”. Una afirmación que da a entender que el debate sobre las grandes infraestructuras -no solo el Hard Rock, también la ampliación del aeropuerto y la B-40– será una patata caliente para el Govern que salga de las elecciones del próximo año. Los republicanos hace tiempo que argumentan que la actual composición de la Cámara catalana está a favor del proyecto -con los votos de PSC, Junts, Vox, Cs y el PP-.
En un sentido muy similar al de la consellera Capella, se ha expresado unas horas antes -también en sede parlamentaria- la vicepresidenta Laura Vilagrà, que ha asegurado que el “problema de las cuentas no es el Hard Rock” y ha instado a los Comuns a “encontrar una salida” a este escollo. Se trata de una discrepancia que se alarga desde el inicio de las negociaciones, a pesar de que no han cesado en ningún momento y de que este miércoles hubo una nueva reunión. Hasta el día 11 de marzo hay tiempo para evitar que los de Jéssica Albiach presenten una enmienda a la totalidad. Y aun cabe la posibilidad de que registren la enmienda, pero acaben retirándola justo antes de empezar la votación. Lo que daría dos o tres días más al ejecutivo de Pere Aragonès para arrancarles su apoyo.
Desde el inicio de las conversaciones, los Comuns pusieron el casino como línea roja. Y lo hicieron dando una vuelta de tuerca más que el año pasado. Esta vez, los de Albiach no solo pidieron que no hubiera un solo euro público destinado al proyecto -condición con la que se conformaron en 2023-, sino que reclamaban un rechazo público del president. Una exigencia que se complicó después de que Aragonès asegurara la semana pasada que no iba a paralizar el Hard Rock, aunque este gesto le permitió desencallar el acuerdo con el PSC.