Joshua Kimmich puede convertirse en uno de los grandes nombres del mercado de verano. El Bayern está intentando llegar a un acuerdo de renovación con el jugador, cuyo contrato expira en el 2025, pero por ahora no hay acuerdo. Según informa ‘Bild’, el club alemán abriría la puerta a un traspaso si no se puede ampliar su vinculación con el Bayern antes de que finalice esta temporada. Y el Barça mantendría el interés por el futbolista si, finalmente, sale al mercado.
Las diferencias con Kimmich parece que son más deportivas que económicas. El jugador es un referente del equipo pero no ve claro el rumbo del proyecto del club bávaro, que está intentando revolucionar la plantilla para volver a ser una potencia futbolística. Varios jugadores titulares meditan una salida y entre los nombres propios también estarían Leroy Sané y Alphonso Davies, éste último relacionado directamente con el Real Madrid.
El Bayern tiene como máxima prioridad la renovación de Kimmich para que rubrique un contrato que le ligue prácticamente de por vida con el club, pero el futbolista no vería mal un cambio de aires para intentar una nueva experiencia fuera de la Bundesliga. Es un futbolista que gusta muchísimo en el Barça, pero la operación se ve sumamente complicada en el Camp Nou por el precio de salida que impondría el Bayern -unos 75 millones de euros- y por la competencia que habrá por el jugador. En la Premier, Arsenal, United y City están también muy atentos a lo que sucede con su futuro.
En todo caso, en el Barça están plenamente informados de los pasos que da el jugador y no se ha negociado absolutamente nada porque, hoy por hoy, se ve la opción como inviable. Entienden que el Bayern podría ponerle en el mercado y que la única fórmula para ficharle sería a través de un intercambio de jugadores con Araujo de por medio, una operación que no interesa al club blaugrana ya que el uruguayo sigue siendo absolutamente intransferible y tiene una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros. Araujo solo saldría mediante una oferta multimillonaria y siempre que fuera el propio futbolista quien pidiera su venta, algo que no se ha producido y que en el Barça ven más que improbable.