El Real Madrid se proclamó campeón de la Copa del Rey de baloncesto tras superar al Barça por 96-85 en una gran final en la que ambos equipos cumplieron con las expectativas, ofrecieron un gran espectáculo, pero en la que el conjunto azulgrana se quedó sin energía en el último cuarto, viendo cómo se escapaba el segundo título de la temporada, tras la Supercopa.
Volvió a partir Roger Grimau con Nikola Kalinic ejerciendo de escolta, pero el Real Madrid arrancó la final con una marcha más. Jabari Parker sumó los dos primeros puntos del partido, que fueron respondidos con un parcial de 9-0 por los de Chus Mateo. Los blancos estaban más intensos, más correosos en defensa, y recuperaron cinco balones en el primer cuarto.
El ‘arreón’ del Madrid obtuvo respuesta por parte azulgrana, con cinco puntos consecutivos de un inspirado Tomas Satoransky, y un aro pasado de Parker que acercaba al Barça en el marcador (11-9). Volvió a estirar algo la diferencia el conjunto madridista, con un triple de Facundo Campazzo (17-11) cuando se agotaba la posesión. Había subido prestaciones, tanto en ataque como en defensa el conjunto de Grimau, y otro mini parcial de 2-8 sirvió para concluir el primer acto con empate a 19.
Jabari vuelve a abrir el cuarto
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Comentaban los protagonistas en la previa que la final se iba a decidir por detalles, y de momento no se equivocaban. Inició el segundo periodo, de nuevo, con una canasta de Jabari. Dos acciones consecutivas de Rokas Jokubaitis ponían en el electrónico el 22-26, pero el conjunto blanco volvía a reaccionar, y se adelantaba con un parcial de 6-0. Un intercambio de golpes entre ambos equipos, aprovechando los escasos momentos de debilidad.
Vincent Poirier y Darío Brizuela también aportaron en la faceta ofensiva, haciendo cambiar la alternancia en el marcador prácticamente tras cada ataque. Una suspensión del pívot francés parecía que iba a mandar a los blancos por delante al descanso, pero Nikola Kalinic no estaba de acuerdo, y con un triple sobre la bocina, situó el 43-45 con el que se cerró una muy buena primera mitad de ambos equipos, cumpliendo con las expectativas generadas.
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Volvió a abrir el Barça la anotación en el tercer acto, con una buena suspensión lateral de Vesely, pero Gabriel Deck se echó el equipo a las espaldas para poner el empate a 49. De nuevo, intercambio de canastas, hasta que llegó uno de los momentos más delicados de la final para los de Grimau. Tras un 2+1 de Tavares sobre Parker, al siguiente ataque, Campazzo, escogido MVP, robó un balón para que Deck se colgara a dos manos. Ardía el Carpena, y el Barça necesitaba una reacción que llegó de la mano de Jabari, con un espectacular 2+1 sobre Tavares.
Una final muy discreta de Willy
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En los últimos instantes de tercer cuarto, apareció Willy Hernangómez, muy discreto en toda la final, para sumar bajo canasta. Aportó intensidad el pívot madrileño, pero el Madrid mandaba en el marcador (66-63) para afrontar los últimos 10 minutos de clásico.
Y en el inicio del último cuarto, el Madrid puso la directa, aprovechando los errores azulgranas en la defensa exterior. Yabusele, por partida doble, y Deck, firmaban un parcial de salida de 11-5 en poco más de dos minutos, algo que obligó a Grimau a detener el encuentro (77-68). Le sentó bien la pausa al Barça, que volvió a colocarse a tan solo cuatro puntos (81-77), pero la gasolina empezaba a escasear en el depósito.
[–>Chus Mateo y sus jugadores lo vieron, y de nuevo Poirier, con un contundente mate, obligó al tiempo muerto de Grimau, aunque para entonces, los suyos ya no pudieron regresar al partido.
El Barça regresa a casa sin la Copa, pese a haber firmado un buen torneo. No ganar el título es una decepción para Grimau y sus jugadores. La misma que, certificar que los blancos, están, como mínimo, un escalón por encima.