The scope for dissident speech has not been very wide in Russia for years, something evidenced by the large number of dissidents who have been disabled, imprisoned or have died under strange circumstances. In the wake of names as well-known as the journalist Anna Politkovskaia –murdered in 2006– or the politician Boris Nemtsov –shot in the center of Moscow in 2015, there are other more recent cases. From candidates for the presidency, to soldiers and activists, they have seen how they received pressure for not agreeing with the official position.
Although they were not known, there are more Russian citizens who have suffered the gag. A man was sentenced to two years in prison for an anti-war drawing by his daughter. Another was fined in Ivanovo, near Moscow, for giving away in the street copies of the book 1984 by George Orwell. A artist was imprisoned for 7 years for “spreading false information” for putting price tags in a supermarket on which he put messages for peace. However, the greatest punishments have been for those who had a voice and some fame in Russia, and the most recent cases They join others previously imprisoned such as activists Vladimir Kara-Murza and Ilya Yashin; in exile like Boris Berezovski or most of the independent media or the also murdered ex-spies Aleksandr Litvinenko and Sergei Skripal.
En un momento en el que incluso hablar de un partido regionalista en Rusia es algo improbable, Fail Alsynov era un ferviente defensor de los derechos de esta minoría, originaria de los Urales rusos. Criticó abiertamente el conflicto rusoucraniano y tildó la movilización de sus compatriotas de “genocidio” en contra de su minoría. Había formado parte y creado algunas organizaciones bashkires,
Fue condenado en enero de 2024 por haber incitado al odio interétnico, algo que él negó y adujo a una mala traducción del bashkri al ruso. Su condena despertó protestas en su Bashkorstán natal, durante las cuales se detuvo a algunos de los manifestantes, y preventivamente la policía de esta república rusa arrestó a algunos de sus aliados días antes de que se hiciera pública la condena. Periodistas que cubrieron dichas manifestaciones denunciaron presiones de hombres encapuchados.
[–>[–>Boris Nadezhdin, una esperanza en vano
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Con las elecciones presidenciales rusas al caer, Nadezhdin no podrá soñar con dar guerra en las urnas. El pasado miércoles el sueño se agrietó y el jueves se rompió del todo. La Comisión Electoral Central rusa invalidó algunos miles de firmas que presentó para su candidatura, suficientes para que no pudiera presentarse a los comicios. Aunque intentó apelar y demostrar que muchas de ellas sí eran válidas, no pudo mantener el pulso. Al día siguiente el Tribunal Supremo ruso ratificó la decisión del ente electoral y dejó al apodado “candidato de la paz” fuera del juego político ruso.
Fue el único de los precandidatos que habló abiertamente de firmar la paz con Kiev, algo que le costó críticas de los propagandistas de los medios estatales, que llegaron a decir de él que podría ir a la cárcel pronto. Es un hombre curtido en la arena política rusa, ya fue diputado de la Duma de 1999 a 2003. Después se mantuvo en un perfil más bajo en administraciones locales y regionales de su región de Moscú natal.
Igor Girkin, el “héroe caído”
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Roma no paga a traidores, y Moscú no tolera a críticos. Aunque Igor Girkin, alias el “pistolero del Donbas” fue un hombre muy importante en la guerra entre las autoproclamadas Repúblicas de Donetsk y Lugansk y el ejército regular ucraniano, eso no le salvó de la cárcel. A pesar de haber servido en dicha contienda a favor de los intereses rusos, este veterano de guerras como la de Chechenia o la de Moldavia tuvo la lengua demasiado afilada para el gusto de las autoridades rusas, que no toleraron los comentarios de Strelkov.
En redes sociales llegó a decir que la planificación de la ofensiva era tan mala que “habría que colgar a Putin” por ello. También consideraba que el ejército ruso estaba siendo “demasiado blando” en Ucrania y que el país no sobreviviría “otros seis años de mediocridad”, refiriéndose al gobierno de Putin. Todas esas críticas y mensajes incendiarios le costaron 5 años de cárcel por “llamar al extremismo”.
Yevgueni Prigozhin, de patente de corso a accidente aéreo
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El que fue el líder de los infames mercenarios Wagner no era un hombre delicado precisamente. No tenía ningún miedo a decir lo que pensaba, incluso con palabras malsonantes, algo que no estaba bien visto entre las élites rusas. Incluso rompió uno de las leyes no escritas del oficialismo ruso, no criticar abiertamente en público a otros miembros del mismo. Mientras fue útil para Rusia, fue el comandante de decenas de miles de hombres que ponían el cuerpo por el país en el frente.
Al igual que Girkin, creía que el poder ruso debía ser más duro en Ucrania e incluso llegó a alzarse en armas contra el Ministerio de Defensa ruso. Este incidente dio escenas como la columna de blindados de los Wagner yendo a Moscú y derribando a helicópteros del ejército durante el camino. Aunque en un principio todo quedó en un susto sin consecuencia alguna, en verano de 2023 el jet privado en el que volaba él y otros hombres de su confianza estalló mientras volaba dentro del territorio ruso.