“Vengo solo en mi coche, no tengo secretaria, no tengo a nadie detrás ni al lado”, dijo José Luis Ábalos este martes cuando anunció su marcha del grupo parlamentario socialista. No es cierto. Ábalos tiene ahora al grupo mixto y, concretamente, al diputado del BNG, Nestor Rego, al lado. Sentados hombro con hombro en su nueva ubicación, el gallinero. De su antiguo escaño, en la segunda fila de los socialistas, a su nuevo asiento hay 12 escalones. Apenas unos metros que cambiarán por completo la vida del exministro.
En un giro sorprendente, sobre todo para un exsecretario de Organización, Ábalos plantó cara este martes a su partido: abandonó el grupo parlamentario, pero se negó a dejar su acta. Dijo que era para tener una “tribuna” desde la que defender su “honorabilidad” después de que haya sido señalado y expulsado del PSOE por la implicación de su exasesor Koldo García en una presunta trama de corrupción. El ahora octavo miembro del grupo mixto negó que este movimiento fuera por dinero o para seguir siendo aforado, pero su movimiento sí tiene implicaciones en estos aspectos.
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Ábalos lo dejó claro. No se queda en el Congreso por el dinero. “Igual me hubiera ido mejor dejando el escaño“, dijo este martes en respuesta a aquellos que señalan que tiene una situación familiar delicada. Aun así, es cierto que seguirá cobrando una cantidad nada desdeñable. Su sueldo seguirá siendo de 3.142,14 euros al mes, a lo que hay que sumar 2.018,41 euros en conceptos de dietas por no ser de Madrid. No obstante, sí perderá la cantidad de 1.598,13 euros que cobraba como presidente de la comisión de Interior.
Fuentes del grupo mixto aseguran que aún no han hablado con Ábalos para nada y, por lo tanto, está por negociar si le ceden la portavocía en alguna comisión. Esto supondría 1.168,43 euros para gastos de representación. Por otro lado, podrá disponer de la parte proporcional del dinero que se le asigna al grupo mixto, de 5.539 euros. Este cambio mermará la cantidad recibida por el resto de partidos que están en el mixto.
[–>Entre todas las repercusiones que tiene su marcha, una de las que preocupaba al Gobierno era la complicación que supone para alcanzar la mayoría absoluta en cada votación dada la diabólica aritmética parlamentaria actual. El propio Ábalos apuntó este martes que su idea era seguir compartiendo “sus ideas” con “libertad de criterio“. La incógnita ha durado hasta este miércoles, cuando ha tranquilizado al PSOE: “El Gobierno va a contar con mi voto, sin duda“. “No quiero ser un problema de mayoría en el Congreso para el Gobierno; yo seguiré las orientaciones de voto del Grupo Socialista”, ha insistido.
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A la vista de esas declaraciones, está por ver si el exministro quiere intervenir en los plenos para defender su posición personal en algún asunto. Eso obligaría a que el grupo mixto tenga que repartir el tiempo de intervención de que disponen entre un integrante más, dificultando las intervenciones de cada uno. “Habrá que ver si viene con ganas de trabajar o no”, bromeaba un diputado del grupo mixto este miércoles.