Cuando el mes pasado publicó su informe sobre el manejo de documentos clasificados por parte de Joe Biden, en el que anunció que no presentaba cargos pero hizo un retrato nada favorable de la memoria del presidente, el entonces fiscal especial Robert Hur provocó un terremoto que sigue teniendo réplicas. Este martes el abogado republicano, que comparecía como ciudadano privado pues ha abandonado el Departamento de Justicia, ha vuelto a verse en el ojo del huracán al testificar ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes.
La sesión, organizada por los republicanos que controlan la Cámara y con ello el comité, ha servido para subrayar las profundas divisiones y usos partidistas que rodean al informe, en fondo y en forma. Y el fuego cruzado que le ha llovido a Hur desde los dos flancos ha permitido anticipar lo que se va a vivir en los próximos ocho meses de la campaña por la Casa Blanca.
Esta vuelve a medir al demócrata, de 81 años, con Donald Trump, el expresidente de 77 años que sí enfrenta 40 de sus 91 cargos penales por su propio manejo irregular de material clasificado, y tanto la edad de Biden como los problemas legales de Trump son centrales en las elecciones.
“No cambiaría una palabra”
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La vista ha arrancado con un cruce de vídeos. Uno lo han presentado los republicanos y ha replicado casi íntegra la rueda de prensa con que Biden reaccionó al informe, con agresividad y una sonora metedura de pata. El de los demócratas, mientras, era un montaje donde se han expuesto fallos de memoria, lapsus y balbuceos de Trump. El tono de las siguientes cinco horas estaba marcado.
[–>En ese tiempo Hur se ha sumergido en un esfuerzo para intentar defender su informe y su trabajo. Ha insistido en que era “necesario” aludir como lo hizo a Biden ( con frases como “anciano simpático y bienintencionado con mala memoria”) para argumentar su decisión de no presentar cargos. “No cambiaría ni una palabra”, ha dicho Hur en un momento, y en otro ha defendido: “No suavicé mi explicación. Tampoco desacredité injustamente al presidente”.
A la comparecencia le había precedido la publicación de la transcripción prácticamente íntegra de las cinco horas de entrevista que mantuvo con Biden el 8 y el 9 de octubre. Fue ahí cuando, según Hur, el presidente fue incapaz de recordar cuándo murió su hijo Beau, algo que Biden denunció airadamente en su rueda de prensa de febrero. Y el documento muestra que ni uno ni otro dieron las explicaciones más ajustadas sobre aquella conversación.
“No le exoneré”
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Hur ha desacreditado interpretaciones de los demócratas de que el informe representa una completa exoneración del demócrata (algo que dijo el propio presidente en la rueda de prensa). “No le exoneré”, ha dicho con contundencia en una frase que se puede dar por seguro que la campaña y los aliados de Trump usarán a partir de ahora, igual que una donde el exfiscal especial se ha mostrado de acuerdo con la idea de que Biden se quedó documentos para aprovecharlos económicamente en un libro y pulir su imagen.
A la par, Hur no ha dado a los conservadores toda la munición que buscaban. Ha esquivado los intentos republicanos de que definiera a Biden como “senil” y ha recordado: “la palabra no está en el documento”. Además, ha recordado que la idea de que un jurado tendria problemas para condenarlo si fuera juzgado por su apariencia de anciano desmemoriado fue solo “parte” de su razonamiento para no presentar cargos y ha recalcado que no encontró pruebas suficientes de retención voluntaria de documentos como para imputarlo.
Los republicanos han tratado de asegurar que esa decisión cuando Trump sí enfrenta cargos es supuesta evidencia de un doble rasero, pero en el informe Hur asumió las grandes diferencias entre los dos casos, incluyendo que el expresidente enfrenta cargos por haber obstruido la investigación mientras Biden cooperó plenamente. Este martes, no obstante, ha eludido varias veces entrar en detalles o incluso repetir verbalmente esas conclusiones.
Ataques personales
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Hur es hoy posiblemente la persona con menos amigos a ambos lados del espectro político. Un congresista republicano, Tom Tiffany, ha llegado a acusarle de ser “parte de la guardia pretoriana que vigila la ciénaga aquí en Washington y protege a las élites”.
Los ataques más personales, en cualquier caso, han llegado desde el lado demócrata.El congresista Adam Schiff le ha acusado de haber tomado una “decisión política” y le ha dicho que “no nació ayer y sabía perfectamente lo que hacía” al redactar un informe que desataría una tormenta con sus referencias a la memoria y los lapsus mentales de Biden.
Hank Johnson, mientras, ha acusado de haber hecho “todo lo está en su mano para que Trump sea reelegido para poder ser nombrado como juez federal o para otro cargo en el Departamento de Justicia”, algo que el abogado ha negado.