Cuando se fundó Futpro, ahora sindicato mayoritario del fútbol femenino, la realidad era totalmente otra. Amanda Gutiérrez (Barcelona, 1991) aceptó el cargo de presidenta sin saber a todo lo que tendría que enfrentarse. Ahora es una de las caras visibles y reconocibles del ‘Se acabó’. Este será el primer 8M después del ‘Se Acabó’. ¿Qué ha cambiado?
Ha habido cambios, es cierto, pero tampoco diría que demasiados. Sí se ha producido un cambio de mentalidad en algunas instituciones, que se han dado cuenta de que están muy a la cola en cuanto a la igualdad. Y ahora están siendo muy colaborativos y constructivos. En eso sí que creo que ha habido un antes y un después desde el Mundial. Pero aún no se han materializado esos cambios que se deben dar en las instituciones grandes, en los clubes, pero también en todas partes.
¿Es frustrante que haya tenido que pasar el Caso Rubiales para que la gente despierte?
Es muy frustrante, da mucha pena y es lamentable. Al final hemos necesitado un acto notorio público, no solo a nivel nacional, sino también mundial. Porque recordemos que si esto no hubiera tenido trascendencia mundial, creo que no se hubieran dado estos cambios. Es lamentable. Pero ya que ha servido para algo, habrá que aprovecharlo.
Ustedes han creado un movimiento que ha traspasado las fronteras del deporte.
Ahora sí que somos conscientes de esa magnitud, pero hace unos meses, cuando también me hizo usted una entrevista, yo no era del todo consciente de lo que este movimiento estaba consiguiendo. Recuerdo que yo pasaba por las calles y veía el hashtag ‘Se acabó’ pintado en las paredes, carteles por todas partes… Luego vimos las pancartas que salieron en los partidos de las selecciones, no solo de los encuentros de España, sino de todas las selecciones. Y luego vimos ese movimiento traspasar otros sectores como pudo ser el de las actrices, el del arte. Y también advertimos un aumento de denuncias en otro tipo de trabajos que no tienen absolutamente nada que ver con el deporte. Ahora sí que somos un poco conscientes de la magnitud del movimiento porque, y esto ya se dijo, el deporte es un reflejo de la sociedad y el fútbol en concreto mueve masas.
Pese a eso, mucha gente acaba despreciando el fútbol.
A través del fútbol hemos conseguido concienciar a gran parte de la sociedad de que nadie puede tocar nuestro cuerpo si no damos nuestro permiso. Da igual el motivo o el fin. No lo puedes tocar si no tienes mi consentimiento. Y para esa lección tan sencilla ha hecho falta todo esto y ha sido a través del fútbol femenino. Estamos intentando ser responsables con este movimiento para utilizarlo bien.
Cada semana hay pequeños avances. El último, las sanciones por parte de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que anunció este miércoles la ministra Yolanda Díaz contra la Federación Española y otros clubes de toda España, como el FC Barcelona, el Espanyol o el Europa, por presuntas faltas de medidas en igualdad de género.
Tuvimos el caso Alhama, con el que nadie nos escuchó. Después tuvimos el caso de la Federación Española en el Mundial. Entonces, todo el mundo nos escuchó porque se nos dio un altavoz muy potente. Y decidimos aprovecharlo. No voy a ser hipócrita. Aprovechamos la reunión que tuvimos con la ministra Yolanda Díaz para expresarle nuestra preocupación. Y yo fui muy clara. Esto no es un hecho aislado.
Con la Federación siempre ha habido un limbo al no tener las futbolistas una relación laboral con la institución.
Siempre estaba esa excusa con las jugadoras de la selección: ellas no son trabajadoras de la Federación. Era un comodín para librarse de planes de igualdad, temas de igualdad retributiva y otro tipo de protecciones en materia de acoso sexual. Entonces, hablé con la ministra [Yolanda Díaz] and I told him: ‘I’m going to make a complaint and present it to the Labor Inspection about what is happening with the Federation. ‘You are not applying the correct protocol.’ In the Rubiales Case, instead of applying the sexual harassment protocol, he applied the integrity protocol knowing that there would be no conviction there. In the meeting I also told him that something could be happening in the rest of the clubs and the F League itself and it was important to see if everywhere they are complying with their obligations regarding equality.
Después de esa reunión fue cuando la ministra anunció que iniciaría una investigación.
Sí, dijo que iba a iniciar las investigaciones y varios clubes incumplen en algunas medidas. Claro, ahí te das cuenta de que tenemos mucho trabajo por hacer y de que hay que cambiar muchas cosas. Y por eso el Mundial marca un antes y un después no solo a nivel de selección y Federación, sino a nivel de todo el fútbol femenino, porque en Futpro decidimos abarcarlo todo. Quisimos aprovechar esa inercia mostrando apoyo al ‘Se acabó’ para utilizarlo y reconducirlo también hacia los clubes de la Liga F. A la vista está. Menos mal que lo hemos hecho.
La primera sancionada es la Federación Española.
Lo que sucedió tras la entrega de medallas fue un beso sin consentimiento. Clarísimamente tenías que aplicar el protocolo de acoso sexual, pero no aplicó ese protocolo, sino el de integridad. Desde entonces sabíamos que no iba a acarrear en sanción. De hecho, de ese protocolo de integridad sale una resolución que, obviamente y para sorpresa de nadie, dice que ahí no ha pasado nada. Justamente el día en el que salió esa resolución se produjo la asamblea del “no voy a dimitir” de Rubiales. Decidimos tomar medidas. Nuestros abogados redactaron la denuncia y la presentamos. De hecho, la resolución dice que parece ser que hay dos protocolos de acoso sexual, que no queda muy claro cuál utilizar, y eso lo que hace es inducir a error a las trabajadoras de la institución.
¿Es un toque que atención necesario?
Para mí, lo que se ha hecho es lo mejor para hacer entender a los clubes que si tú estás en el fútbol femenino, o no, da igual, debes tener un plan de igualdad. Al final, el plan de igualdad no es sólo para las futbolistas, es para todos los trabajadores y trabajadoras de esa institución. Esta investigación por parte de la autoridad competente para mí ha sido la mejor manera de dar un toque de atención a los clubes. Deben tener un plan de igualdad, unos requisitos en cuanto a igualdad retributiva, y unos protocolos de acoso sexual en caso de necesitarlo.
Al final, más allá de las deportistas, este plan también es para todas las trabajadoras de las entidades.
A veces nos creemos que el mundo del deporte es un mundo paralelo, un universo único que tiene sus propias leyes y normas. Las leyes de la jungla. Pero, aunque a veces lo parezca, no puede ser así. Todos los deportes y las instituciones que lo componen están obligados a cumplir con las leyes de este país, entre las cuales encontramos los derechos laborales. Esto que ha hecho el Ministerio de Trabajo es importantísimo para que los clubes recuerden eso, que ellos también tienen trabajadores, tanto deportistas como personas dentro de su organigrama, y tienen que cumplir con una serie de derechos. Ahora es el momento perfecto para que todos estos clubes también hagan una mirada interna y trabajen los defectos que tienen.
¿Qué papel tiene la Liga F en todo esto?
La Liga F tiene que cambiar porque lamentablemente el papel que tiene ahora es cero. En cuanto a temas de igualdad y de protección a las futbolistas es cero. No protegió a las jugadoras del Alhama y no protege a muchas otras futbolistas. Hay casos que no se hacen públicos. Ahora mismo el papel de la Liga F es bastante lamentable. Vamos a ver qué postura adopta porque, al final, recordemos que la presidenta de la Liga F [Beatriz Álvarez] All television stations were visited to talk about the Spanish Football Federation. Let’s see what he does now when he has several clubs within his league, not only condemned as happened with the Alhama case for workplace harassment, but also failing to comply with some measures regarding equality.
Las futbolistas llevan años luchando por esa paridad, pero es una carga que pesa.
Ellas ahora han ganado un Mundial y tienen un convenio colectivo, que podrá ser peor o mejor, pero tienen un salario mínimo y están de alta en la sociedad social. Y eso es así gracias a que hace unos años unas mujeres se tuvieron que pelear con cuatro gañanes para poder tener cuatro pelotas para poder entrenar a las diez de la noche. Y ellas lucharon eso. ¿Para qué? Para que una generación posterior pudiera unirse gracias a su capitana de aquel entonces, Verónica Boquete; para poder echar a un seleccionador que llevaba más años de los que tengo yo de vida como entrenador de una selección. ¿Para qué? Para que ahora ellas, tras ganar un Mundial, acaben con toda una infraestructura que está perpetuando la desigualdad de género. Entonces, yo les digo: ‘¿Para qué estáis haciendo esto vosotras?’. Pues para que el día de mañana estas jugadoras más pequeñas, que ahora están en el filial, puedan ser futbolistas. Y nada más que futbolistas.
Pero sigue habiendo mucha resistencia.
Lamentablemente tontos hay en todas partes. Eso lo sabemos y hay que aprender a convivir con esa gente. Lo mejor que podemos hacer es ignorarlos por completo y si alguna mujer tiene la mala suerte de ser víctima de este tipo de personas, espero que este movimiento la ayude a tener esa fuerza y ese valor para poder denunciar y para poder hacer lo que hicieron las futbolistas en ese momento. Fueron a buscar a Futpro como asociación para tener esa red de seguridad. No están solas, tienen que buscar a alguien que las apoye y las ayude para que ellas puedan alejarse de lo que están sufriendo. Es verdad que, por desgracia, aún queda mucho camino por recorrer.
¿Y cuando estas personas están en las instituciones que hay que cambiar?
Lo que tuvimos que hacer fue plantarnos todas las futbolistas de España. No volver a una selección hasta que no hubiera cambios en la institución. Hasta ese punto tuvimos que llegar porque al principio se intentaba hacer mediante el diálogo, mediante propuestas, mediante acuerdos para mejorar las primas. Se intentaba de una manera pacífica. Al final ocurrió lo que ocurrió en el Mundial, y tuvo que haber una renuncia en masa a la selección para que se las escuche. Y a partir de ahí es cuando vimos ese cambio en la institución.
Ellas son la clave para que todo esto funcione.
Sin ellas no hay fútbol. Y es la verdad: sin las deportistas y los deportistas no hay deporte. Después de haber hecho esa demostración de decir ‘sin mí no eres nada’, el resto de instituciones también lo ha entendido. No quieren vivir una situación en la que las futbolistas se unan y digan: “No va a existir el fútbol femenino hasta que tú no vengas aquí y me escuches”.
Ha unido a toda una profesión, más allá de lo que siempre nos han hecho creer de que debe haber una competencia feroz entre mujeres.
Futpro va a luchar siempre por el bien del colectivo, pero es imposible que todas tengan la misma mentalidad, lo cual es muy respetable. Y conseguimos que todas estuvieran de acuerdo en que mi cuerpo no se toca sin consentimiento. Y aprovechamos ese pensamiento para decir ‘ya está’. Ahí fue cuando las unimos a todas e hicimos aquel comunicado, que fue increíble y muy potente. A partir de entonces yo les mandé un mensaje muy claro a todas ellas: ‘Estamos todas juntas en esto. Si tocan a una nos tocan a todas, y si una habla hay que defenderla y hay que creerla’. No puede volver a pasar que una futbolista hable como pasó en el Alhama y que no se la crea.
¿Es su gran objetivo?
Como presidenta me encantaría que el día que yo me marche de este sindicato esto esté inherente en cada una de las jugadoras, porque creo que yo habré cumplido una misión. Y no es otra que se las crea a todas. Pase lo que pase. Y sean como sean. Si una jugadora alza la voz hay que escucharla. Y creo que esto sí que lo conseguimos tras el Mundial. Y ahora, lo que estamos haciendo desde el sindicato es regarlo, cuidarlo y seguir inculcándolo entre ellas para que no se olviden. Al final tú puedes tener muchas diferencias en cuanto a manera de ser, en cuanto a los colores de tu club, en cuanto a incluso los valores. Pero hay un punto en el que todas estamos en el mismo barco y da igual que seas futbolista, periodista o abogada: es el tema del respeto hacia la mujer y la igualdad. Y aquí estamos todas juntas siempre.
¿Ha ayudado también el ‘Se acabó’ a que las mujeres identifiquemos el abuso?
Aún no, al menos en el mundo del fútbol. Todavía hoy tenemos jugadoras que no tienen claro el concepto de lo que significa ser víctima de acoso. También porque la palabra víctima es un tabú y a ninguna mujer le gusta pronunciarla. Es duro identificarte como víctima. Es un proceso muy complicado. Uno de los proyectos que hemos hecho desde Futpro es empezar a hablar con las futbolistas para enseñarles lo que es, qué conductas están bien y qué conductas están mal. Que tú seas futbolista y tengas un entrenador que te diga según qué cosas no está bien, no es correcto. O vivir situaciones como quedarte embarazada y que el club no te ayude. Nos hemos dado cuenta de que todavía no entendemos lo que es el acoso, ni laboral ni sexual. Quizá porque intentamos, nosotras como mujeres, sabotearnos y quitarle valor porque tenemos ese miedo de que no nos crea nadie.