Representantes del Govern y de Junts se han citado este jueves para negociar los presupuestos de la Generalitat. Es un encuentro que, según fuentes conocedoras consultadas por EL PERIÓDICO, se ha cerrado este mismo miércoles después de que, en el pleno del Parlament, se haya escenificado que el pacto presupuestario entre el Govern y los Comuns cada día se complica más por las discrepancias con el futuro del Hard Rock.
Así, el Govern reactiva los contactos con los posconvergentes en pleno pulso con el partido de Jéssica Albiach, unos contactos que desde hace semanas parecían condenados al fracaso. Precisamente este miércoles en el Parlament, el líder de Junts en la Cámara, Albert Batet, y el president de la Generalitat, Pere Aragonès, han dado alguna muestra de querer darle una última oportunidad al acuerdo.
Batet, durante la sesión de control al Govern en la cámara catalana, ha asegurado que su partido aún sigue dispuesto al pacto: “¿Está dispuesto, presidente? Nosotros aquí estamos”. Aragonès no ha tenido inconveniente a recoger el guante en su turno de réplica: “Sentémonos, hablémonos y lleguemos a un acuerdo. Estoy plenamente dispuesto a ello”.
¿Está dispuesto [a un acuerdo], president? we are here
Pese a las buenas palabras, el acuerdo se antoja complicado. En primer lugar, porque desde que salieron del Govern en octubre de 2022, Junts ha querido visualizarse como un partido de oposición frontal al gabinete de Aragonès, lo que no cuadraría con ahora aprobarle los presupuestos. En segundo lugar, porque las recetas económicas que plantea el partido de Carles Puigdemont no son del agrado del president.
Sentémonos, hablémonos y lleguemos a un acuerdo
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Fuentes de Junts aseguran que, si el Govern quiere contar con sus votos, lo primero que tendría que aceptar es una de sus propuestas estrella: la supresión del impuesto de Sucesiones. En cambio, la Generalitat no es partidaria de tocar este tributo porque considera que actualmente ya está bien ponderado. Además, hace unos días, Aragonès avisó de que las rebajas fiscales de los posconvergentes suponían una merma en los ingresos de la Generalitat de 1.200 millones de euros que tenían que decir cómo se compensarían.
Sin embargo, el Govern reactiva la negociación con Junts porque también le vale de medida de presión a los Comuns. Y a Junts también le funciona para recuperar el foco, volver a poner sus propuestas encima de la mesa y ahondar en las dificultades que tiene Aragonès para aprobar las cuentas.
Distancia con los Comuns
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La reactivación de los contactos Govern-Junts se produce después de que este miércoles en el Parlament Aragonès y la líder de los Comuns, Jéssica Albiach, hayan dejado la negociación presupuestaria al borde del precipicio. Los Comuns siguen insistiendo en que debe paralizarse el proyecto turístico de Hard Rock como condición sine qua non para aprobar las cuentas. En cambio, el Govern sigue insistiendo en que no puede hacerlo porque ya hay varios compromisos firmados con los promotores y se enfrentaría a un problema legal.
Este miércoles por la tarde, representantes del ejecutivo catalán y del partido morado se han reunido en el Parlament y las perspectivas de acuerdo no han mejorado. Las discrepancias sobre el Hard Rock sigue siendo un escollo demasiado importante. Los Comuns siguen confiando en que el Govern aceptará promover una “moratoria” para que, al menos durante un tiempo, sí se paralice cualquier avance del complejo turístico. Desde la Generalitat siguen insistiendo en que esto no es posible. “No es viable. No se pueden alterar procesos administrativos por voluntad política”, defienden fuentes del Palau.
Al Govern solo le faltan dos escaños para tener presupuestos porque ya tiene asegurados los 33 de ERC y los 33 del PSC que le dejan al borde de la mayoría absoluta (68). Así, a Aragonès le valen los ocho diputados de los Comuns o los 32 de Junts, pero ahora mismo no tiene garantizado a ninguno de los dos. Este jueves lo volverá a intentar con Junts. La primera votación decisiva sobre las cuentas se acerca: es el próximo miércoles 13 de marzo.