Estamos de aniversario, no sé si para bien o para mal. Leo algunas páginas de expertos (de verdad) de macroeconomía y me asusto, pero ni sé lo suficiente como para entender esas cifras, peor aún, esas deudas, ni creo que a los dueños del Barça les preocupe demasiado esas cosas.
Digo, no sé, porque si les preocupase tanto, no dejarían que ocurriesen, ya que todo, todo, lo que ha hecho Joan Laporta, su presidente por escandalosa mayoría (o eso piensan muchos de los que no fueron a votar o no participaron en las asambleas telemáticas), ha sido con su visto bueno.
Digo que estamos de aniversario del presidente, sus familiares, amigos y recomendados porque mañana leeremos un montón de resúmenes de los últimos tres años azulgranas e, incluso, algunas opiniones enfrentadas sobre lo vivido, aunque sé, me consta, que muchos de los grandes (e inteligentes) gurús del barcelonismo, que no comulgan con Laporta y su manera de gobernar el club, han rechazado la posibilidad de opinar. “No quiero líos; ya se apañarán; esto no va conmigo; los que vengan igual se encuentran un desastre mayor al de ‘Barto’”, es, me cuentan, la respuesta más común.
Canapés por los aires
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Estamos de aniversario y aunque no sea la referencia a tres años de mandato laportista, no deja de ser un síntoma que, a día de hoy, podría preocupar tanto como los números. No digo más, por favor, digo (casi) tanto como esas cifras que, insisto, relatadas por sabios de las finanzas, asustan. Hay gurús de las redes que dicen que el presidente se puede asustar tanto, que igual lo deja. ¡Ni hablar, amigo, ni hablar! ¡nunca antes de recuperar el aval!
Que un día vuelen bandejas de canapés en el palco de Montjuïc, lanzadas al aire por un Laporta descompuesto; que, poco después, Ter Stegen, el gran capitán, se ofenda y hasta se niegue a contestar una pregunta sobre si les ha faltado ambición en San Mamés, poco antes de que Xavi Hernández reconociese (bueno, luego rectificó y habló de fe en lo que están haciendo: no sé qué es peor) y que leamos en los labios del ‘míster’ un a “tomar por el culo, todos”, no es, desde luego, la mejor manera de cruzar este tercer aniversario.
Una cosa sí me encanta de esta celebración, que, seguro, tendrá tintes, sobre todo por parte de la junta directiva, reivindicativa de la pésima herencia recibida. Lo que me encanta de estos días es que, por fin, una leyenda, un campeonísimo, un capitán, un referente, un posible candidato a la presidencia del Barça ‘vía Bayern de Munich’, que parece haber dejado de estar de moda, como Gerard Piqué, reclame, aunque sea en una cita de risas, que se dejen de cuentos y expliquen la verdad.
Sé que lo han leído, pero el emprendedor caballero dijo esto: “La gente del Barça lo que quiere es saber la verdad e ir de cara. Si es verdad que la realidad es esta, hay que decirla. Lo que no se puede hacer es vender humo y decir que vamos a ganar Champions y luego no tienes dinero para competir. Yo no sé la situación en la que está el club actualmente, tiene pinta que no está muy bien, pero creo que al socio lo que le gusta es irle de cara y decir la verdad. Si tú le dices ‘escucha, que no hay un duro y los próximos dos-tres años tiramos de La Masia a full’, la gente lo entenderá”.
Perdón, dijo mucho más: “El mensaje debería ser que confiamos en la gente de La Masia, que es gente muy buena y de mucho talento. Que se curtan y que vamos a intentar competir por ganar la Liga. Lo que no se puede es decir ‘Voy a fichar a Haaland’, que queda de puta madre, ¿pero cómo lo haces? Te digo Haaland como te podría decir Mbappé”.
Sí hay dinero, sí
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Aquellos que hemos defendido, desde el arranque de este mandato, que la vía escogida por Laporta y Xavi no era la adecuada, nos sentimos ciertamente reconfortados por el hecho de que un triunfador como el exmarido de Shakira alce la voz y se pronuncie en la misma dirección, que no es otra que la legendaria propuesta del ya malinterpretado Johan Cruyff: “Los mejores de la cantera y dos o tres buenísimos de fuera”.
Dicen Laporta y Xavi que no hay dinero y muchos pensamos que siguen teniendo dinero para lo que quieren (Botafumeiro y Vía Veneto, al margen), para lo que les interesa. Visto lo visto, igual los cientos de millones gastados en Ferrán, Lewandowski, Raphinha, Koundé y Gundogan hubiesen sido más rentables e inteligentemente invertidos en uno o dos auténticos jugadores diferenciales.
Pero, bueno, veremos que nos cuentan mañana. Tal vez no tengan mucho que celebrar y menos después del meneo de Piqué.